Gaitas y tamboriles hicieron que los trajes charros volaran y mostraran su vistosidad, su lujo de labrado y sus elegantes adornos, tanto los de ellas, como los de ellos, en el escenario de la Plaza Mayor
El Día del Tamboril, enmarcado en el programa de las Ferias y Fiestas, hace que la ciudad se convierta en el epicentro del baile tradicional de Salamanca.
Hasta la capital llegan tamborileros y parejas de baile procedentes de todos los rincones de la provincia. Así, y en una sola jornada, se pueden ver la diferencia de trajes, de bordados y de música que hay en el sur de la provincia, en Los Arribes, en La Armuña o en las sierras.
El público, numeroso a pesar de las altas temperaturas que abrasaban la Plaza al mediodía, aplaudió y disfrutó con las letras de las jotas más pícaras, con las serias y en general de una tracción de siglos.