Salamanca necesita 46.000 cotizantes para equilibrar las pensiones

población despoblación
Varias personas mayores descansan en un banco de la Plaza del Corrillo. (Archivo)

Salamanca ha acentuado su dependencia del resto de España para poder pagar las pensiones a los jubilados de la provincia. El número de personas que trabajan y cotizan a la Seguridad Social ha disminuido sensiblemente con la crisis, mientras que la nómina de pensionistas no para de crecer.

 

El problema no es de ahora, pero se ha agravado con la crisis y, sobre todo, con el desempleo, que ha ampliado la brecha entre cotizantes y pensionistas de forma extraordinaria. En la actualidad Salamanca necesitaría 46.431 personas más trabajando para recaudar lo necesario para pagar a los jubilados de la provincia. Como cada vez hay menos cotizantes por cada perceptor, aumenta nuestra dependencia de la solidaridad del resto de los españoles. De esos 46.000 afiliados que necesitaría Salamanca para equilibrar lo que ingresa con lo que se paga a sus pensionistas, 17.768 se han esfumado durante la crisis, debido al paro, que es el descenso que se ha acumulado en el número de cotizantes desde 2007.

Este desequilibrio es la consecuencia de la estructura económica y demográfica de la provincia. Apenas hay industria y tampoco contamos con un mercado de trabajo dinámico, por lo que los jóvenes se marchan a otras provincias a iniciar un proyecto de vida, o al menos a intentarlo. Aquí se quedan, sobre todo, los jubilados (hay un 4 por ciento más que hace siete años) y una población activa que si antes de la crisis no era demasiado vigorosa, ahora ha menguado un catorce por ciento en los últimos siete años.

Déficit de cotizantes

Con este panorama, Salamanca ha pasado de tener 1,7 cotizantes por cada jubilado en 2007, a los 1,4 afiliados o personas que cotizan a la Seguridad por cada jubilado que cobra una pensión contributiva (las que abona la Seguridad Social a los que antes de jubilarse contribuyeron al sistema con sus cotizaciones).

Esa proporción está muy por debajo de la media nacional (que es de 2,2 cotizantes por jubilado), y siempre por debajo del umbral mínimo de dos cotizantes por jubilado que se ha establecido para garantizar  el pago de las pensiones.

Aquí no llegamos y en el conjunto del país empieza a verse más cercana esa peligrosa barrera de los dos cotizantes por pensionista que ya haría inviable el sistema público de pensiones.

 

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