Don Juan Tenorio y Rajoy

Don Juan Tenorio y Rajoy.

 

[dropcap]E[/dropcap]s típico que la noche del 31 de octubre se represente en España la obra más conocida de José Zorrilla, Don Juan Tenorio. Este sábado, 29, también se escenifican algunos pasajes en el Congreso de los Diputados, con aplauso incluidos. Nos vamos al teatro, porque Rajoy tiene mucho de don Juan Tenerio.
La escena V de la obra de Zorrilla se desarrolla en el cementerio. Allí, don Juan declama esta serie de versos:

(…) Sí, sí; ¡sus bustos oscilan,
su vago contorno medra…!
Pero don Juan no se arredra
¡alzaos, fantasmas vanos,
y os volveré con mis manos
a vuestros lechos de piedra!
No, no me causan pavor
vuestros semblantes esquivos;
jamás, ni muertos ni vivos,
humillaréis mi valor.
Yo soy vuestro matador
como al mundo es bien notorio;
si en vuestro alcázar mortuorio
me aprestáis venganza fiera,
daos prisa; aquí os espera
otra vez don Juan Tenorio. (…)

Parafraseando estos versos vienen a decir que siéntate y veras el cadáver de tu enemigo pasar, por cierto, proverbio árabe que lo único que aconseja es la paciencia y la inactividad frente al enemigo. Es decir, si no atacas a tu enemigo y no usas la violencia contra él, morirá antes que tú (o le ocurrirá alguna desgracia antes que a ti).

Esto es lo que ha hecho Rajoy durante los últimos años, no sólo en la legislatura que presidió con una mayoría absoluta abrumadora, también por ésta que gobernará con la minoría más paupérrima de la era post dictadura.

Rajoy pisa en suelo blando, mullido y confortable desde que salió de la facultad, aprobó unas oposiciones que no ejerció y se dedicó a la política. Y desde entonces a vivir. «¡Viva el vino!». Frase maravillosa para estos momentos, pero también dijo aquella de «son unos hilitos de plastilina» para referirse a la catástrofe medioambiental más importante de nuestro país, la del Prestige que abnegó las costas de su adorada Galicia.

Volvamos a don Juan Tenorio. A Rajoy también le ha pasado que después de sus miles de correrías, de bajar a los infiernos, de ver cómo le cavan y hasta esculpen su propia tumba, porque no le quieren cerca (recordemos: «Luis sé fuerte o ¡Rita, eres la mejor!’), concluye estos cinco años de mandato y este sábado día 29 se va de cena con los amigos a brindar por los enemigos.

Capitán Centellas: Don Juan, eso no es valor;
locura, delirio es.
Juan: Como lo juzguéis mejor:
yo cumplo así. Vamos, pues.
Lo dicho, comendador.

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