Los disfraces se están imponiendo por la ‘colonización’ de Estados Unidos, pero entre los caramelos y los buñuelos o huesitos de santos… aún sabemos qué elegir
Hay muchas tradiciones que se pueden vivir con motivo de la festividad de Todos los Santos, cada vez más colonizada por Halloween, una de ellas es muy sabrosa y tiene mucho que ver con la oferta gastronómica que se sirve en la mesa para honrar a los difuntos.
Los bocados más conocidos, sólo hay que fijarse en los escaparates de las pastelerías, son los huesitos de santo y los buñuelos de aire, aunque de un tiempo a esta parte están rellenos de nata, crema o chocolate, entre otros sabores.
Las castañas asadas son muy apreciadas estos días, porque son las primeras de la temporada. Esas que se asaban a la vera de la lumbre y que acompañaban a historias de miedo, (porque Hollywood no ha inventado las leyendas de terror, ahí están las de Bécquer), donde los niños se abrigaban al abrazo de los mayores y éstos se divertían asustando a las criaturas.
En cada lugar, su costumbre
Agasajar a los vivos con ricos postres recordando a los muertos se hace en toda España. Después de la postguerra y los años del hambre surgió en nuestro país las Puchas Castellanas, es agua cocida con anises, azúcar o remolacha, harina y picatostes de pan duro. Receta que en algunas localidades aún se sigue elaborando para servir este Día de Todos los Santos.
Pero hay más. Por ejemplo, en Extremadura es muy habitual comer dulce de membrillo, así como las piñonadas. En Andalucia, los pestiños y las gachas de leche y en Cataluña, los panallets.