Opinión

Reformas y futuro. Un proyecto de país

Mariano Rajoy, en el debate de investidura definitivo.

[dropcap]M[/dropcap]ariano Rajoy acaba de ser investido como presidente del Gobierno, por segunda vez, con cuatro años por delante, al menos según el procedimiento, ya que el presidente siempre tiene la potestad de adelantar elecciones generales.

En ese contexto, Rajoy va a tener que pactar, indudablemente con Ciudadanos -¿recuerdan aquellas 150 medidas que se escenificaron entre Don Mariano y Albert Rivera?-, que es su soporte principal. Y ya antes de la votación de investidura, en plan más o menos secreto, algo se habrá apalabrado con el PSOE, y/o desde luego tendrá que hacerse tras la investidura: las abstenciones también tienen su precio.

En ese horizonte de inevitables pactos, surge el tema de cuántos y en qué dirección, habiendo referencias para todos los gustos. Por nuestra parte, para esa secuencia de pactismo inevitable, hacemos una relación esquemática de las reformas que serían necesarias para la economía y la sociedad españolas, que podrían ser la base de un gran acuerdo nacional, similar a los Pactos de La Moncloa en 1977, que podría convocar el nuevo Gobierno del PP:

–      España en la UE, figura actualmente en una situación aparentemente más favorable que el promedio, por su mayor crecimiento del PIB. Sin embargo, sin resolver los problemas de reducir déficit público por debajo de un 3 por 100, y frenar el endeudamiento, en una reducción progresiva para situarnos no en pocos años en el 60 por 100 del PIB, será difícil consolidar la recuperación, que podría frenarse. Por ello, es preciso proseguir con políticas que acepten las disciplinas presupuestarias, en línea con los términos de la Unión Fiscal de la UE; buscando una mayor eficiencia en la Administración y una mayor disciplina de las CC.AA.

–      Un mercado laboral más flexible, con la progresiva emergencia del trabajo actualmente oculto, y la negociación de cuestiones laborales preferentemente a nivel de empresa. Además, es precisa una política de atención a los parados de larga duración, estimulando su retorno al mercado de trabajo y no facilitando la desocupación eterna.

–      El tema de la pobreza debe estudiarse por una comisión ad hoc, de economistas, antropólogos, sociólogos, empresarios y sindicatos. Para determinar con seguridad su extensión y los modos de redimirla; con mayor actividad económica, y no necesariamente con bonos sociales que retrasan la reincorporación al trabajo.

–      La unidad de mercado. Es preciso garantizarla, frente al deterioro en que está por la acción de los entes autonómicos, que tienden a configurarse como estados dentro del Estado.

–      Nuevo sistema de financiación de las CC.AA., más sencillo, y teniendo en cuenta que los fondos públicos son para gastos corrientes de administración; y no para resolver cuestiones estructurales con menor desarrollo relativo, dispersión de la población, bilingüismo, etc. que tienen otros cauces.

–      Encargo al Pacto de Toledo del tema de las pensiones, con nuevas modalidades de financiación de las mismas, teniendo en cuenta que de media hay 23 años de inactividad para los jubilados hasta el final de su vida, un tiempo a todas luces muy largo.

–      Máxima internacionalización de la economía española, con un diseño dinámico del servicio exterior (embajadas, consulados, oficinas de comercio, ICEX, Spanish Investing, etc.), para hacer más operativos todos esos organismos.

–      Aplicación programada del Acuerdo de París de 22 abril de 2016 sobre el Clima por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, junto con el Ministerio de Industria y otras entidades; preparando un verdadero plan a largo plazo para llegar al consumo cero de combustibles fósiles,  aplicación integral de energías renovables, creación de sumideros forestales, y renovación de los sistemas urbanos.

–      Apoyo a la modernización agraria, con adaptación al cambio climático, mejor política de aguas, mayor I+D, y agrupación de explotaciones.

–      Programa de reindustrialización con la idea de la máxima internacionalización y de los desarrollos tecnológicos ya en curso en las industrias agroalimentarias, marítimas, textil-confección, automóvil, naval, auxiliares, etc., aprovechando las posibilidades que ofrecen los puertos españoles y las nuevas logísticas.

–      Reforma de las Administraciones Públicas del Estado, de las autonomías y de los ayuntamientos; así como el estudio de si deben o no desaparecer las diputaciones provinciales.

–      Ayuntamientos más racionales. Deberían buscarse los criterios para reducir su número a no más de 1.000 (ahora 8.100), a fin de asegurar una dimensión media más adecuada en una nueva ordenación del territorio nacional.

–      Gestión de las CC.AA., de servicios más eficientes de configuración común; superando la actual compartimentación para ganar en economías de escala y mejor funcionamiento. Como botones de muestra, cabe mencionar un Instituto (nacional) de Sanidad Pública, así como un Servicio (común) de Medio Ambiente.

–      Política financiera. Deben propiciarse las fusiones bancarias, para alcanzar mayor dimensión y estabilidad, con un estatuto bancario definitivo para lo que queda del sistema de cajas de ahorro.

–      Fiscalidad. Lo necesario es estar atentos a los cambios económicos, para perfilar siempre la política fiscal más propicia para el crecimiento; con más lucha contra el fraude, menor déficit y una nueva acumulación negativa de Deuda Pública, etc.

–      Educación. Deberían enfocarse a medio y largo plazo, a la luz del artículo 27 de la Constitución, a fin de lograr un pacto duradero en las Cortes Generales entre Estado y CC.AA.

–      I+D+i. Fundamental, debiendo abordarse cómo estimular los trabajos, ya muy consistentes, de las empresas de exportación; confiando a un CSIC totalmente renovado y más operativo la coordinación del I+D+i público.

[pull_quote_left]El nuevo Gobierno minoritario del PP, ha de tener un proyecto de país: no puede limitarse, como lo hizo entre 2011 y 2015, a pastorear a los españoles[/pull_quote_left]-      Reforma de la Constitución, con toda una serie de cambios concretos para actualizar lo que es preciso: el régimen de sucesión en la Jefatura del Estado conforme a la igualdad de géneros, introducir una serie de cuestiones básicas: España como miembro de la Unión Europea, como parte del Acuerdo de París sobre defensa del cambio climático, como espacio integrado en la globalización económica, además de otras cuestiones notables.

En suma, cabe decir que el nuevo Gobierno minoritario del PP, ha de tener un proyecto de país: no puede limitarse, como lo hizo entre 2011 y 2015, a pastorear a los españoles, y atento casi solamente a la relación económica con Bruselas.

El nuevo Ejecutivo, de composición minoritaria y con necesidad de pactar, tras lucir un conocimiento cabal de la realidad, debe realizar, plantear y pactar reformas de fondo inevitablemente; lo más seguro, en línea con lo que se propone en este Informe. Así, previos unos nuevos e imaginativos Pactos de la Moncloa, podría mejorar la situación: con pocas y buenas leyes; y sobre todo, con un control eficaz y eficiente del gasto público para los temas prioritarios, vigilando su mayor rendimiento en pro de una mejor realidad social.

Lógicamente, podrían incluirse algunos temas adicionales, pero creo que con los que se han esbozado, hay materia más que suficiente. En ese sentido, el Sr. Rajoy tiene mucho que pensar y hacerse más pactista, que es un arte político poco practicado por él. Todo es empezar… para aprender.

— oOo —

1 comentario en «Reformas y futuro. Un proyecto de país»

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