Opinión

¿Por qué no de cristal?

 

[dropcap]S[/dropcap]er de cristal sería la segunda mejor funda con que podríamos haber sido vestidos.

Si fuéramos de cristal, mantendríamos unos niveles de dureza o resistencia similar al que tenemos ahora. En unos sentidos mejorarían nuestras prestaciones aunque en otros, evidentemente, sucedería lo contrario. Dudo que haya nada, en ningún campo, que sea un inopinable mejor que todo lo demás. Si tienes alguno, házmelo saber, por favor.

No son pocas las virtudes del cristal. Imagina el más bonito frasco. En su haber se pueden contar características tales como su idoneidad para conservar intacta e inalterada prácticamente cualquier sustancia. Sería un material ideal para guardar cualquiera de las más ricas esencias que se te ocurran, excepto una, que se apagaría en el. Admite distintos tonos para su conservación, de nuevo inalterada. Transparente, si lo que contiene merece ser visto u opaco, si necesita ser protegido de la luz. No es poroso, lo que le convierte en un magnífico escudo ante cualquier amenaza exterior. Sí, se mancha, pero solo lo hará por fuera. El interior… Intacto. Puede contenerlo todo (excepto una cosa), protegerlo todo (excepto una cosa), conservarlo todo (excepto una cosa), aguantar temperaturas extremas y ahí seguirá, inalterado. Es un material fantástico, sin duda. Basta con trabajarlo a medida de su contenido antes de contenerlo.

Pero no fuimos vestidos con cristal, porque sólo es la segunda mejor funda con que pudimos haber sido vestidos. La piel ganó. Precisamente porque carece de las virtudes que antes le dábamos a aquel. Es porosa, frágil y muy muy delgada, tanto, que lo deja pasar absolutamente todo. Vestimos con piel por esa razón, porque es justo lo contrario a la segunda mejor opción.

No requiere elección de tono, ya se encarga ella de decirte si debes taparte o puedes seguir con tu exposición. Gritará con precisión la “esencia” concreta que guarde en cada momento, sólo tienes que confiar en ella. Confía, siempre tendrá un nivel seguro de opacidad, no te asustes. Su porosidad permite que, un día cualquiera de cualquier febrero puedas irradiar calor por mucho que el termómetro insista en entumecer tu cuerpo. Es frágil. Como coraza no sirve casi nunca y cada mancha, se cuela dentro. Es fina. Muy fina. Nota la más mínima variación en el exterior y la transmite hacia dentro en tiempo real.

Las únicas «ventajas» objetivas como elemento de protección con que cuenta respecto al cristal, son su flexibilidad y su capacidad de regeneración. Encaja golpes y arañazos mucho mejor. Donde el cristal quiebra y se hace añicos para siempre, la piel sangrará. Y luego dejará de sangrar. Y luego cicatrizará. Finalmente te contará una gran historia.Para siempre.

Por eso la piel y no el cristal. Porque lo que protege no es una rica sustancia cualquiera. Porque lo que guarda es un alma. Y este, no necesita ninguna salvaguarda, al contrario. Necesita enfriarse, quemarse, crecer, menguar, gritar y callar. Porque el cristal es para escaparates y sustancias mercadeables.

Más información: moveyourself-coaching.com

 

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