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El 40% de los jóvenes tienen riesgo de ser alcohólicos

Un grupo de jóvenes en un botellón en el Campo de San Francisco.

Alcohol y universitarios, dos conceptos que todos relacionamos fácilmente, sobre todo en una ciudad en la que cada mes se pueden ver desfiles de jóvenes disfrazados que celebran las fiestas de sus facultades botella en mano. Sin embargo, esta actitud esconde un riesgo que la mayoría de ellos ignoran: puede desembocar en alcoholismo.

 

La asociación Alcohólicos Rehabilitados de Salamanca instaló este lunes una mesa informativa en el edificio FES y en Ciencias con la intención de prevenir el consumo masivo de alcohol en los jóvenes universitarios. Según datos aportados por los voluntarios, un 40% de jóvenes tienen riesgo de padecer alcoholismo.

“Ha cambiado la forma de divertirse”, explican desde la Asociación, “antes se salía para pasarlo bien, relacionarse con amigos… Pero ahora la mayor parte de los jóvenes salen solamente a emborracharse”. El problema se acentúa cuando los jóvenes ni siquiera pisan los bares, sino que acuden a los supermercados para comprar las bebidas alcohólicas más económicas y beberlas en plena calle o en los pisos de estudiantes.

Por desgracia, esta práctica tiene sus consecuencias. Estas bebidas son de baja calidad y provocan más problemas que otras bebidas, produciendo en quien las bebe más posibilidades de padecer mareos, pérdida de la consciencia, náuseas o, incluso, comas etílicos. “Te puedes encontrar a alguno por ahí que está pálido, alcoholizado del todo, y eso es bastante lamentable”, comenta Samuel Marcos, voluntario.

“El problema es el ocio nocturno mal entendido”, explica, y es que muchos jóvenes universitarios salen por la noche con la única intención de beber, entendiendo este problema como la única fuente de diversión. Desde ARSA quieren incidir en la existencia de alternativas de ocio, como realizar excursiones por la naturaleza, participar en campeonatos deportivos o salir a cenar.

Tocar fondo

Lo que muchos jóvenes ignoran es que esta actitud puede llevarles a una de las enfermedades más comunes de nuestro tiempo, el alcoholismo. En la Asociación atienden algunos casos de personas de edades tempranas, pero mantienen que “debería ir más gente”, ya que las personas aguantan el problema y solo acuden en busca de ayuda cuando han tocado fondo.

La mesa instalada en el edifico FES, este lunes.
La mesa instalada en el edifico FES, este lunes.

“El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, no es estimulante como normalmente se cree y puede provocar trastornos psiquiátricos como depresiones”. Algunas de las consecuencias del alcohol son el deterioro físico, el deterioro mental o el aislamiento. Esta última es clave para determinar el padecimiento de la enfermedad, pues, si bien se comienza bebiendo en compañía como una actividad social aceptada, el enfermo tiende a buscar el aislamiento y comenzar a beber solo.

“Cuando ya tienes un verdadero problema con el alcohol, te da lo mismo tener amigos que no tenerlos, te da lo mismo tener familia, te da lo mismo todo, lo mejor para ti es el alcohol”, explica Samuel Marcos. Cuando se dan esta serie de circunstancias, se considera que el problema es grave y se debe buscar ayuda de forma inmediata.

Los enfermos no están solos, ya que cuentan con esta Asociación para ayudarles a paliar la enfermedad y poder hacer una vida normal. “En la asociación lo que se hace es un seguimiento y un tratamiento”, explica Lucía Pescador, voluntaria, además de ayudar al paciente a evitar la exclusión social, tener calidad de vida y desmitificar la mala prensa que tiene el alcohol para hacer ver que se trata de una enfermedad que afecta no solo a quien la padece sino a todo lo que le rodea.

Soluciones

Afortunadamente, esta situación tiene salida. El problema del alcoholismo se puede solucionar, primero, con la información pertinente, y, segundo, aceptando que existe. “Hasta que la persona no acepta que tiene una enfermedad, vuelve a recaer o no consigue salir del alcoholismo”.

Pero a pesar de que existe solución, ARSA prefiere no tener que llegar a este punto y avisar a los jóvenes de los peligros de las bebidas alcohólicas. No solo pueden provocar problemas físicos y mentales graves, sino que pueden acabar con el entorno y el bienestar de la persona afectada. Diversión sí, como dicen en la Asociación, pero no acompañada del consumo masivo de alcohol.

Texto y foto: Paula Castro Morán

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