Opinión

El caballero del asterisco

 

[dropcap]E[/dropcap]El caballero Bertrand Biensûr sedió de bruces contra un muro que llevaba tratando de sortear desde que recordaba. Aceptar un esasí como quien mira el mar desde Finisterre. Es curioso, ya que básicamente llegó a ese lugar por darse de tortas con tanto ypunto como le fue saliendo al paso. Es que es así, se le dijo en esta ocasión. ¡Diantres! Tenía todo el sentido.

 

La verdad es que no tuvo posibilidad alguna de saltar la tapia de ese ynohaymás, órdenes, leyes y decretos de entonces. Llegó a aquella pared tras una sucesión de sucesos que fueron sucediendo sucesivamente de la octava o novena forma más libre que puedas llegar a imaginar cuando,justo a continuación del penúltimo paso, tuvo que descabalgar ante una inasequible muralla. La última casilla. Es claro ese grito al oído ¿verdad?

La riqueza de este relato no descansa en las casillas. Acerca de lo frívolas, sesgadas, casquivanas y embusteras que son, no puedo añadir gran cosa (ya lo hemos tratado por aquí, recuerda, hubo quien escogió a Hitler, para amistad o lo que surgiera, empuñando un frívolo porquesí)Lo que he sacado de esta historia es distinto, aunque igual de obvio. Le chevalier Bertrand Biensûr decidió dibujarse un asterisco en el escudo. Sujétate, volantazo.

Un asterisco es un ypunto rebelde, no hay más que ver su peinadoSolo posee una acepción para la RAE: Signo ortográfico auxiliar en forma de estrella (*) que se utiliza, entre otros usos, como llamada de nota y, en lingüística, para indicar que una forma, palabra o frase es hipotética, incorrecta o agramatical.

Has leído bien, hipotética, incorrecta o agramatical. Una suposición de algo posible o imposible, no correcta o que no se ajusta a las reglas de la gramática. Llamada de nota, dice también. Es decir, que más abajo se te explicará todo con detalle. Vaya si auxilia este signo auxiliar… Volvamos a la carretera.

Tuvo que batirse en duelo con quienes defendían esa frontera, yo contra todo, pensó en un principio. Batió a cuatro belicosos guerreros, el quinto no ofreció combate. El primero era una mole que le escupía a la cara ¡no! ¡Nunca podrás pasar! ¡Nunca! Lo tumbó. El segundo era como un animal rabioso. Lo tumbó. El tercero era un oscuro hechicero que intentó confundirle para que bajara la guardia y así paralizarle con sus pócimas y sortilegios. Lo tumbó. Como al cuarto, que bajo la apariencia de un guerrero herido, esperaba su oportunidad para clavarle su afilada daga por la espalda. También mordió el polvo. El quinto y último, le ofreció pluma de ala de ganso y tinta.

El buen caballero aceptó esos presentes y con ellos estampó su emblema, un asterisco, en el centro del muro del deaquínosepuedepasar. En la base del mismo, dejó una flor y escribió:

(*) De este último muro no he podido pasar, pero si llegar, luchar y vencer a los 5 caballeros que lo guardan. Bertrand Biensûr, hipotético, incorrecto y agramatical.

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