[dropcap type=»1″]A[/dropcap] un solo paso del aula de Fray Luis se encuentra una más amplia, la de derecho canónico, el Paraninfo. En este lugar se vivieron los hechos más violentos de la vida de don Miguel. Fue el 12 de octubre de 1936, a menos de tres meses del golpe de Estado perpetrado por algunos militares contra la República, régimen democrático legalmente constituido. Era un acto universitario que se convirtió en mitin político por parte de los intervinientes del bando nacional. De allí surgieron las palabras de Unamuno por todos conocidas:
- Venceréis, pero no convenceréis.
Un don Miguel ya viejo, que se enfrenta con una masa de militares sublevados rodeados de sus enfervorizados seguidores más fieles, en el epicentro de la sublevación, Salamanca.
Cuando visito la Universidad con personas que desconocen el suceso, me explayo contando lo allí sucedido, y poniendo al auditorio en situación ante un Paraninfo presidido por doña Carmen Polo de Franco, abarrotado de cargos del nuevo régimen nacido de las armas y un rector que envestido de su autoridad se hizo escuchar con palabras que sonaron en el aula a ofensa. Muchas veces me he preguntado cómo fue posible que saliera vivo de aquel trance. Se ha dicho que gracias a la mujer de Franco, pero con los ánimos tan exaltados, aquel día pudo pasar cualquier cosa.
Otro lugar del edificio de la Universidad de Salamanca está dedicado al rector por antonomasia. Es el aula Miguel de Unamuno, quizás la que en la actualidad mantiene una actividad docente constante. Cursos, simposios, conferencias, charlas y mesas redondas acoge la sala, asumiendo lo que don Miguel quería para su querida Universidad de Salamanca. Una escultura de don Miguel, situada en una peana en la cabecera de la sala, recuerda a los que acudimos al aula que la misma está dedicada al insigne profesor. El busto, obra en hormigón de Agustín Casillas, fue realizado en 1972.
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