[dropcap]T[/dropcap]an dentro de sí mismo como le resultaba físicamente posible, en la cama de su frío y tenue dormitorio, indefenso, confesó con amargura; – En ocasiones… Oigo voces… – Resulta que al final, se descubre que Bruce Willis está muerto. No es spoiler, ha prescrito.
Oye voces dice… Vaya cosa. Y yo. ¿No le pasa a usted? Ideas, lo llaman. Hay quien cuenta que es como tener una conversación consigo mismo, hay quien dice tener por alter ego a un Poderoso Poder que surge de bien adentro, o que es la Madre Tierra quien grita. Cada uno oiga… Pensamientos…
Reconozco que no sé prácticamente nada de usted, Sr. Reade, pero no es relevante, el caso es, que parece ser, que se le concede la titularidad de la siguiente afirmación élfica: “Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino». Vale, pues imprescindible, para poder sembrar, tener semilla. Siembra dice…
Lo del destino viene al final del todo. Del todo del todo, insisto. Que va a ir viniendo, que ni usted ni yo podemos ir a buscarlo, porque para eso, tendríamos que saber dónde está, etc, etc, etc. Un círculo vicioso que nos dejaría sin espacio (un párrafo nos va a costar el destino), para lo de antes de sembrar, que es lo único que podemos hacer ahora mismo. Porque, estará conmigo, no es sencillo andar con las semillas puestas.
Las voces, las ideas y el sembrar. ¿Cuánta gente o cuántos Poderosos Poderes o Madres Tierras hay ahí dentro? Pues un montón. Y cada uno de ellos dice una cosa. Para certificar este hecho, me valdré de la secuencia del internacionalmente reconocido Método de los 6 pasos para escoger la perfecta semilla y así, ser feliz, que John Ferguson y Massey Deere (ojo al tractor) desarrollaron, precisamente, tal día como hoy en 1913.
Concluyeron los doctores, que voces, o ideas, manan sin cesar, en una continua cascada. Una tras otra. Y que van cambiando los tonos y los matices según fluyen. A veces relacionadas y otras inconexas. Y que depende de la atención y celeridad con que se preste el individuo a escoger la semilla, tendrá más o menos opciones de acertar con la mejor. Un ejemplo al azar de la secuencia:
1. ¡A quién se le ocurre! 2. Anda, qué iba a hacer, pobre. 3. Debió poner cuidado. Pudo poner cuidado 4. ¡Aaaargh! ¿¡Y ahora qué!? 5. Qué hostia tiene… 6. Perdona, ¿Cuál es el problema en realidad? 7. Tengo hambre.
En esta colección se esconde la semilla con la que se sembrará un acto, que se cosechará como hábito, convertido en el carácter que nos llevará a aquel destino. O a aquel otro. O…
PD: Sí Sr. Reade, es usted un aguililla. Un método con 6 pasos y cuenta siete. El último lo añadí yo. Si tiene demasiada hambre, no vaya, terminará por comprar patatas fritas y chocolate. Coma algo antes.
Trulyyours.
Más información: moveyourself-coaching.com