Charo Palacios, más conocida como la duquesa de Montarco, ha muerto a los 79 años en Madrid.
Muchos en Ciudad Rodrigo la recordarán paseando por sus calles y plazas, porque era habitual que pasara temporadas en el palacio de Montarco, una construcción del siglo XV, de estilo renacentista, que en 20078 fue rehabilitado y ahora es un hotel de lujo.
Este palacio, tan querido por los mirobrigenses fue el escenario de una historia casi, casi de espionaje en los años cuarenta. El conde de Montarco, Eduardo de Rojas Ordoñez y su primera mujer, María Pardo de Villena formaron su familia, con seis hijos. La mayoría del tiempo lo pasaron en el palacio de Ciudad Rodrigo. En una entrevista publicada en ABC en 2005, Ana, la hija pequeña del matrimonio, pasea por sus estancias como por casa y recuerda cómo uno de los cuartos era «la habitación de Fraga», porque el político se hospedó allí durante un viaje. «También vino una vez Loyola de Palacio, aunque la casa estaba a punto de caerse». Pero los invitados más ilustres de palacio fueron el Duque de Windsor y Wallis Simpson. Tentados por la promesa de que si Eduardo VIII conseguía un acuerdo entre Gran Bretaña y Alemania Hitler le devolvería el trono, el matrimonio estuvo cuatro semanas en el palacio.
Esta historia, sólo tiene un denominador común con Charo Palacios, Eduardo de Rojas, conde de Montarco, con el que se casó en Portugal en 1968. Y por ello, esta mujer de físico impresionante, referente de elegancia a nivel mundial y la musa del gran modista Elio Berhanyer, se cruzó con los mirobrigenses por sus calles y plazas.