[dropcap]E[/dropcap]l 3 de Noviembre Mariano Rajoy anunció la composición de su nuevo Gobierno eligiendo a la diputada catalana Dolors Montserrat Montserrat como nueva ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, y la tercera ministra de la era Rajoy que no tiene experiencia profesional previa en el sector sanitario. Desgraciadamente en su presentación, hasta ahora, ha destacado más su nombramiento como cuota política catalana y las deudas que tiene contraídas su empresa con el fisco, que por méritos profesionales, pero a pesar de estos antecedentes que arrastra habrá que darle un tiempo prudencial para valorar su trabajo y valía. Sus antecesores le han puesto el listón muy bajo en el Ministerio, han desarrollado una mediocre y nefasta gestión que se ha caracterizado por actuaciones y decisiones muy graves que están poniendo en peligro nuestro sistema público sanitario.
Es difícil resumir en un artículo de opinión, sin cansar al personal, qué le pediría a la nueva ministra de Sanidad. Es evidente que hay muchos problemas que afrontar en nuestro sistema sanitario que están ocasionando un deterioro muy grave y se necesita adoptar medidas urgentes. Aunque el diálogo es, sin duda, muy importante en una ministra, este por sí solo no es suficiente y tampoco se puede convertir como único recurso de imagen política. El diálogo también conlleva compromisos y obligaciones.
Aunque nuestro país tiene un Sistema Nacional de Salud muy descentralizado y las comunidades autónomas asumen la mayoría de las competencias sanitarias, el Ministerio de Sanidad sigue teniendo un papel muy importante a desempeñar, sobre todo, para garantizar la equidad regional, que desafortunadamente no se cumple porque actualmente va a depender de la autonomía donde vivas para contar con unas prestaciones u otras. La falta de definición de cartera de servicios para todo el SNS ha convertido la descentralización en descoordinación.
Lo primero que le pediría a la ministra sería una reflexión profunda que le llevara a rectificar la política sanitaria que está aplicando su gobierno. Es importante que se promueva un pacto por la sanidad con todos los grupos políticos para sentar las bases de un modelo sostenible a corto y largo plazo que devuelva el carácter universal de la sanidad pública.
[pull_quote_left]Lo primero que le pediría a la ministra sería una reflexión profunda que le llevara a rectificar la política sanitaria que está aplicando su gobierno[/pull_quote_left]Le reclamaría un Plan Nacional para terminar o disminuir las listas de espera, mejores condiciones laborales para los trabajadores, resolver la temporalidad y acabar con la precariedad de las plantillas, porque supongo que no tengo que recordarle a la ministra que el Tribunal Europeo ha amonestado a España por infringir la normativa sobre contratación laboral en el sector sanitario. Se debe aumentar la contratación fija estudiando las necesidades reales de nuestros centros sanitarios; los trabajadores necesitamos del respeto de nuestros gestores, sentirnos valorados en nuestro trabajo y recuperar la motivación para prestar unos servicios con la mayor calidad posible.
A la hora de hacer política sanitaria se debe contar con los profesionales y a la hora de designar gestores y cargos de responsabilidad deben primar más los méritos profesionales que la obediencia política, es decir, profesionalizar la gestión y aumentar la transparencia.
El porcentaje de gasto sanitario público sobre el PIB ha pasado del 6,7% en el 2009 al 5,8% en el 2015, por lo tanto, es necesario aumentar la inversión porque de un buen sistema sanitario hemos pasado a un panorama desolador. Los recursos actuales son insuficientes y se necesita más inversión y mejor gestión de unos recursos que se pagan con los impuestos de todos los ciudadanos.
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