Opinión

Diga condón, Mariano, no es pecado

[dropcap]R[/dropcap]ecién levantado, escucho por la radio al señor Rufián, diputado de Esquerra Republicana últimamente afamado por sus cuestionarios provocadores y su salero un tanto demagógico, que le pregunta al presidente del Gobierno en la sesión de control  por lo poco que ha hecho el ejecutivo en pro  del uso del preservativo. La pregunta tiene su razón de ser en la celebración del Día de la Lucha contra el Sida. 

No sé en qué habrá parado la sucesión de preguntas y réplicas porque la emisora cortó la intervención para pasar a otro asunto, pero en las dos respuestas que ofreció don Mariano -recargadas de burocratismo administrativo y monocorde y fría entonación-, no hubo en sus labios ni siquiera mención al término preservativo, también conocido por condón, como si al jefe del Gobierno le pareciera -tal como ocurría en las más pacatas calendas de la dictadura- que el solo uso de esa palabra tuviera connotaciones pecaminosas o fuera de mal gusto emplearla en público. 
Ante semejante elusión y la respuesta administrativa fríamente leída del señor Rajoy, no he podido por menos de preguntarme si don Mariano no ha nombrado la palabra en cuestión por parecerle indigna de empleo en su boca, siendo como es tan necesaria su difusión -en pro del uso de lo que nombra- en cualquier campaña estatal contra enfermedades tan graves y que tanta muerte provocaron como el Sida, tal como ocurre en otros países. 

Quizá quepa deducir por lo escuchado y no escuchado que el Gobierno vigente eludirá toda propaganda estatal que implique el nombre del preservativo o condón, a juego con la renuencia que don Mariano mantiene en pronunciar la palabra. ¡Si hasta el papa de Roma lo considera un mal menor, presidente! Claro que el papa es el papa, no la obispalía patria.

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