Fernando Blanco y su hija Nadia Nerea, la niña afectada por una enfermedad rara que su padre ha aprovechado para estafar presuntamente a numerosos ciudadanos a los que pidió dinero para pagar el carísimo tratamiento al que debía someterse la pequeña, también pasó por Salamanca.
Era octubre de 2012 cuando colgó esta foto en su Facebook, posando en la Plaza Mayor, para ilustrar un comentario en el que explicaba el acoso que sufría la pequeña en el colegio, porque, según decía, la llamaban tonta y él trató de convencer a algunos niños de que no era tonta sino que estaba enferma y tenían que cuidarla. Y narraba como tenía que ahogar su rabia en lágrimas cuando regresaba a casa en su coche al ver el trato que recibía su hija en el cole.
Claro, eso desató una avalancha de comentarios de apoyo y admiración hacia un padre abnegado y luchador.
El juez de instrucción de la Seu d’Urgell (Lleida) ha abierto este miércoles diligencias contra los padres de Nadia, Fernando Blanco y Marga Grau, por un supuesto delito de estafa por pedir dinero para el tratamiento de su hija que padece una enfermedad rara que produce envejecimiento prematuro.
El juez ha ordenado el bloqueo de las cuentas bancarias y ha solicitado los informes médicos de Nadia. La madre ha quedado en libertad tras prestar declaración ante los Mossos d’Esquadra que, el miércoles por la noche, registraron el domicilio familiar por orden judicial.
El padre ha recaudado más de 300.000 euros los últimos diez años solicitados para financiar los tratamientos de su hija y que se duda haya recibido. De ellos, 153.00 solo en los últimos días en su última campaña para captar fondos.
Según ha dicho, viajó con Nadia a países como Guatemala, India, Panamá, Rusia, Brasil, Argentina, Finlandia, Cuba y Chile, para pagar los servicios de «los mejores especialistas» en la enfermedad, la tricotiodistrofia. Afirma que la niña y él pasaron un mes en Afganistán, para localizar la supuesta cueva donde se escondía uno de los mayores expertos del planeta.
Paree que al final a la niña solo la han visto curanderos.