[dropcap]P[/dropcap]ara llegar, antes hay que estar yendo. Para estar yendo, antes hay que ponerse en movimiento. Para ponerse en movimiento, antes hay que decidir ir. ¿A dónde? Para poder decir “he hecho”, antes debe poder decirse “estoy haciendo”. Para poder decir estoy haciendo, antes hay que ponerse a hacer. Para ponerse a hacer, antes hay que decidir hacer. ¿El qué?
Tanto el “Adonde” como “El qué”, requieren la compañía de un “Cómo”.
Cita de la reputada investigadora, Catherine Fletcher-Holmes, Katie, en la intimidad. Corría mediado el siglo XIX.
Cuando leas esto, hará un indefinido tiempo que cayó en mis manos un texto en el que se define a Katie, como una incansable defensora del orden. Y lo aplicaba a cada caso que le proponían. Su estrategia era sencilla. Comenzaba a escribir la historia de manera inversa, dando pasos hacia atrás desde el final, que siempre era un suceso cierto.
Adquirió reconocimiento tras su participación en el caso de un importante robo de joyas en unas famosísimas galerías comerciales del londinense barrio de Knigthsbridge. Tras visitar el escenario, compartió un par de ideas con el Jefe de Scotland Yard, Jack Adams, por medio de una carta que únicamente contenía dos párrafos. Decía así:
Estimado Jack. Vayamos por partes.
Hechos, (facts, dicen los nativos de Le Guayomuní): Las joyas que buscamos han sido robadas, ya que evidentemente ellas solas no han podido moverse del lugar donde disfrutaban de un seguro descanso. Debió ser alguien, porque algo no puede haber sido, quien ha estado haciendo todo lo necesario para robarlas. Para conseguirlo, porque es un inopinable que lo ha conseguido, ha trazado un plan. Seguramente le habrá llevado su tiempo, la seguridad del edificio es magnífica, quizá no perfecta. Otra obviedad, porque aquí nos hallamos. Hay que entender que durante esa planificación habrá valorado un buen número de opciones que más tarde o más temprano terminaría por descartar. Parece poco probable que acertara a la primera. Puedo concluir, finalmente, que quien robó las joyas, previamente quiso robarlas y antes, se vio haciéndolo.
Aún no tengo candidato que presentar ante la justicia, pero sí puedo estrechar el cerco. Puedo afirmar que el individuo en cuestión, se ha visto con las joyas de la mano, ha invertido tiempo, acertadamente de hecho, para crear un plan con toda la información de que disponía, seguramente, por el camino, habrá aceptado alternativas imprevistas, ya que el plan perfecto no existe, se armó de valor para poner en riesgo su seguridad, hacer todo lo necesario para tener acceso a las joyas, cogerlas y sacarlas del edificio.
Y así, queridas amigas, queridos amigos, es como se hace una buena tortilla de patatas.
Ah, importante, es probable que no te suene este suceso ya que ha ido perdiendo trascendencia con el paso de los años. No te preocupes si buscando por Kate Fletcher-Holmes en Google no encuentras nada acerca de sus hazañas detectivescas. Como documentación veraz, apenas contamos con el texto que acabas de leer.
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