El edificio Dióscorides ha acogido este viernes la charla “Insectos comestibles, ¿Por qué no comemos insectos?”, organizada por la Facultad de Biología de la Universidad de Salamanca e impartida por Wen Lizhang, catedrático de Entomología de la Universidad de Agricultura de Hunan de China, y José Luis Viejo, catedrático de Zoología de la Universidad Autónoma de Madrid.
Existen numerosas especies de insectos en todo el mundo, muchas de ellas comestibles, cuyas propiedades suponen diversas ventajas en la alimentación. El profesor Wen Lizhang, procedente de China, estudia el tema de la inserción de insectos comestibles en las dietas de los habitantes de los países tradicionalmente no comedores de estas especies.
Según ha explicado Lizhang, los insectos poseen alrededor de un 60% de proteínas y tan solo un 20% de grasas, por lo que es un alimento más rico en estos nutrientes que otros que comemos normalmente. José Luis Viejo explica que está en su mano investigar si la alimentación humana puede tirar por este camino, ya que “es una fuente muy buena de proteínas, pero no solamente por la cantidad sino por la calidad”. Los insectos poseen muchos aminoácidos muy diversos y ácidos grasos polinsaturados más saludables que las grasas animales.
Según los profesionales, los insectos son “muy sabrosos” y un alimento muy apreciado allí donde se comen. Al igual que otras especies animales, tienen un sabor diverso dependiendo de la especie. “Hay unos que a mí me saben a cacahuetes tostados, las hormigas culonas de Colombia saben a esto”, explicaba Viejo. “Los chapulines no son especialmente sabrosos, pero luego hay unas chicatanas en México que son como picantes, y en otros casos no tienen especial sabor, son más bien anodinos en este sentido”, dijo.
Además de utilizarse en comida, de los insectos se sacan infusiones y productos medicinales. Como ejemplo, el profesor Lizhang llevó a la charla un té chino de excremento de oruga que sirve para aliviar dolores de estómago, ayudar a hacer la digestión, curar la gingivitis y otros males leves de forma más eficiente que la medicina.
Suplemento
En España sería viable su consumo, sin embargo es un tema cultural, como explicaban. “La gente no los come porque no tiene costumbre”. Aunque no se trata de cambiar la dieta, sino de dar a conocer otras fuentes de alimento que podrían suplementar la alimentación de muchos países. En China existe una industria de alimentación de insectos, como factorías que crían larvas de mosca para comer o para enriquecer los piensos del ganado, generalmente pollos.
También han explicado que, desde el punto de vista medioambiental, sería beneficioso, ya que genera menores residuos que la ganadería. Producen menos metano que el vacuno y no ocupan terrenos. “Producir un kilo de proteína con una vaca consume muchos litros de agua, y de hierbas ni les cuento”, comentaba el profesor de la UAM, aunque todo es cuestión de cómo se haga y de una biotecnología adecuada.
Texto y foto: Paula Castro Morán