Palentina y afincada desde hace 44 años en Venezuela. Mª Mercedes Martín es de un pueblo de Palencia y ha visto como el país Latinoamericano cambiaba en estas cuatro décadas
En 1972 llegó a Venezuela, procedente del pueblo de Palencia. Se instaló en Grita, estado Táchira, población de los Andes venezolanos, a trabajar como parte de Las Misioneras Parroquiales del Hogar. Franco aún gobernaba los destinos de los Españoles, por lo que atravesar el Atlántico y llegar a Venezuela fue para Mª Mercedes Martín Herrero, conocida por todos como la hermana Merche, encontrarse con un “paraíso”.
“Entonces Venezuela era un paraíso. Había trabajo y las cosas no costaban prácticamente nada. La situación económica era estable y había seguridad. Por otra parte, la gente era amable, solidaria. Recuerdo que muchas familias, aunque eran de escasos recursos, acogían a los más pobres; incluso, criaban a niños junto a los suyos sin ningún tipo de reparo. La sensibilidad humana se percibía en las calles, en los barrios”, precisa, mientras observa a un grupo de alumnos que charlan en los pasillos del colegio Monseñor San Miguel, en San Cristóbal, Táchira, donde es la directora desde hace varios años.
En cuanto a la situación actual del país, plantea que ese “paraíso”, del dos por uno; del despilfarro y la corrupción, ha transformado a la sociedad hasta llevarla al grado de conformista, donde las personas valen por lo que tiene y no por lo que es. “Creo que uno de los aspectos que ha conducido al país a esta lamentable realidad, es la pérdida de valores éticos, y de que aquel venezolano amable y cordial ha caído en un círculo vicioso, donde la apariencia lo es todo; que prefiere adquirir el televisor más moderno, o los zapatos de marca que están de moda, sin pensar en el futuro”, subraya.
Indica, asimismo, que el venezolano no ha valorado sus potencialidades, debido quizá a la renta petrolera, que lo ha convertido en un ciudadano que espera que el Estado lo mantenga, lo que va en detrimento del desarrollo de su ingenio y capacidad.
“En el aspecto educativo, los docentes deben suplir lo que la familia no cumple. Por su parte, al gobierno lo que le interesa son las estadísticas y no la calidad del sistema educativo”.
Por último, hace hincapié en que el país ha retrocedido, y que si antes la amabilidad se encontraba por doquier, hoy, en muchos casos, el odio y el resentimiento son parte del día a día.
Si bien el panorama es gris y no parece haber encontrarse una salida sensata para este estado de cosas, María Mercedes Martín Herrero cree que con trabajo y educación, «se puede concretar un cambio, para que Venezuela vuelva a ser aquel paraíso, pero con bases firmes, donde cada quien desarrolle al máximo sus capacidades y valores, de cara al futuro».