[dropcap]D[/dropcap]e muchas maneras. A veces es como ir contracorriente. Más esforzado que dejarse llevar por el curso de las aguas, pero si tu sitio está río arriba no hay segunda mejor alternativa. A veces es tenerlo cogido con pinzas. No es terrible, para secar y ventilar no lo hay como tender bien.
A veces no hay colchón. Estrés el justo, si la parada es obligatoria, siempre podrás sentarte sobre tu culo. Para descansar, en realidad, solo hace falta disponer de cansancio.
A veces es de etiqueta. O lentejuela. Sabes a lo que me refiero. Esas veces en que te gusta lo que ves en el espejo.
A veces en camino. Casi siempre la verdad. Porque última estación sólo hay una. Y llega al final del todo, día que no es hoy, ya lo verás. A veces, por fuera y se puede interpretar como que nos es vetado el acceso, aunque en realidad, todos sabemos que dentro de lo que guardan esas rejas de oro, hay menos sitio que al otro lado.
A veces con las espaldas cubiertas, esa genial sensación de seguridad, de que si te dejas caer hacia atrás, sabes que contarás con un par de brazos que no te permitirán tocar el suelo. A veces sintiendo que aunque llueva, no te mojarás. Y si te mojas, será con agua.
A veces en punto. Pocas. Muy pocas. Y solo exigible al humano que está detrás de sus ojos, entre sus orejas y sobre sus pies. Por eso a veces a solas y a veces en compañía. Y aunque puedan parecer circunstancias antagónicas, están indisolublemente ligadas. Quién no sabe estar bien en una de las dos opciones, dispone de todos los números para estar mal en la contraria.
A veces flotando. No siempre entre nubes o mansas aguas pobladas de nenúfares pero sí, a veces sí. A veces subiendo, a veces sobre ruedas, incluso por las escaleras. Puede sonar incompatible, pero existen. Claro que existen.
A veces, es ser la misma fuente. Ser tú el lugar de donde mana el agua fresca y pura que todos querrán beber. Porque esa agua en concreto, esa concreta fuente, solo puedes generarlas tú. Si, a esa me refiero. A veces con el depósito lleno, con la seguridad de que no tendrás que buscar por el camino agua que beber. A veces, en reposo. Inmejorable para valorar lo sumado y lo que resta por sumar.
A veces agua, a veces aire, a veces fuego y a veces tierra. ¿O acaso no eres tú, un buen elemento? A veces corazón. Un músculo mucho más poderoso que cualquier poderoso bíceps.
A veces, derribando muros, porque en realidad, casi ninguno debió ser construido jamás. A veces con todo lo necesario, que a veces, es casi nada.
A veces sin conexión. Con la propia batería. A veces, en red, como cuando conectas con otras personas y la suma emite luz más intensa que la generada individualmente.
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Con Jorge Recio. El tipo que ve en marco.