Slow Food

Dos genios de la cultura universal coincidían en la importancia del comer bien. Por un lado, el filósofo chino Confucio afirmaba “saber comer es saber vivir”. Por otro lado, el más célebre escritor en lengua castellana, por boca de Alonso Quijano, aconsejaba a Sancho Panza: “come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”. Sin embargo, estos consejos no parecen tener mucho eco en el mundo actual, donde la mala alimentación pasa esta alta factura a nuestra sociedad.

 

EL MODELO DE ALIMENTACIÓN ACTUAL EN EL PUNTO DE MIRA

El mundo de la medicina atribuye esta “epidemia” de mala alimentación a los productos procesados. A éstos se les añaden ingredientes para reducir su precio, potenciar su sabor o alargar su conservación, pero desafortunadamente la ingesta diaria de estos ingredientes suele ser perjudicial para el organismo humano. En España sin ir más lejos, Justicia Alimentaria Global cifra en 90.000 personas las personas que mueren al año debido a una alimentación indebida.

Esto en parte es consecuencia del estilo de vida actual, que conlleva grandes dosis de estrés y la necesidad de alimentarse rápidamente, lo que conduce a no dedicar suficiente tiempo y dedicación a la dieta. Para remediar esta lacra nació el movimiento Slow Food.

MOVIMIENTO SLOW FOOD

Este movimiento aboga por una alimentación más sana, rechazando los productos procesados industrialmente e incidiendo en la cocina regional y los métodos de producción sostenibles. Se trata de, a la par de disfrutar de la cocina y de la gastronomía, contribuir a un mundo mejor comprando productos que no perjudiquen al medio ambiente (libres de pesticidas, antibióticos, etc.) y que beneficien tanto a los consumidores como a los pequeños y medianos productores.

El creador de este movimiento, Carlo Petrini, apoya también la creación de huertos propios y afirma que tener un huerto es un símbolo de resistencia. Pero esto no está al alcance de todos, aunque cada vez es más fácil comprar productos regionales, especialmente gracias a las herramientas como estas para crear páginas web por las que vender este tipo de alimentos. En el caso de los productores es una forma ideal de vender su excedente de una manera cómoda y fácil.

El proyecto de negocio puede sonar un poco dudoso, pero hay casos de éxito como el de Naranjas Lola. Esta empresa valenciana lleva casi 20 años vendiendo naranjas por internet prometiendo proveer este fruto, como reza su lema, “del árbol a su mesa en 24 horas”.

Volviendo al movimiento creado por el italiano Carlo Petrini, éste surgió en el año 1986 como protesta por la apertura de un restaurante McDonald’s en la plaza de España de Roma. Ya desde aquel momento, se opusieron al rápido crecimiento de las cadenas de comida basura y proponían promover los alimentos caseros y con ingredientes naturales. Desde entonces, ha tenido un crecimiento más que notable y hoy en día está presente en más de 160 países, y cuenta con más de 100.000 socios.

Destacar que hoy en día, este movimiento transciende a la gastronomía y se ha convertido en un estilo de vida que promueve retomar el control de nuestro tiempo y existencia para poder disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Así pues, otras actividades que se han impregnado de esta manera de ver la vida son: moda slow, sexo slow, viajes slow, entre otros.

Los salmantinos, por su parte, podrán seguir esta corriente más fácilmente gracias a una propuesta para crear mercadillos en todos los barrios de Salamanca donde proveerse de ingredientes regionales y sanos.

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