Detrás de un gran hombre, la historia de tres mujeres silenciadas

Intrussión Teatro y el concejal de Cultura, Julio López.

El Teatro Liceo acoge este sábado el estreno absoluto de la obra “Detrás de un gran hombre” producida por la compañía salmantina Intrussión Teatro. La historia gira en torno a tres grandes mujeres, Zenobia Camprubí, Rosalind Franklin y Camille Claudel, cuya figura silenciosa se escondía tras la sombra de un gran hombre.

 

El concejal de Cultura, Julio López, junto al director de la obra, Roberto García Encinas, y las tres intérpretes de la misma, Esther Nácar, Manuela Vicente y Lourdes Martínez, han presentado este miércoles el estreno absoluto de “Detrás de un gran hombre”, que se realizará el próximo sábado en el teatro Liceo a las 21.00 horas. Las entradas se pueden adquirir en taquilla y en la web de la Fundación por un precio de 9, 12 y 15 euros.

Este será el cuarto estreno de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes en lo que va de año, tal y como ha destacado el concejal, y no es la primera vez que Intrussión Teatro actúa en el escenario del Liceo, pues ya lo hicieron con obras como “Meninas”, “Federico”, “Veneno” o “Gertrudis, reina”.

Roberto García, director de la obra, ha explicado que se trata de uno de sus trabajos “más comprometidos”, ya que habla de aquellas mujeres que, por el simple hecho de serlo, permanecía a la sombra de la figura de un hombre reconocido. Con esta historia, en la que las tres mujeres se encuentran en un taller de costura metafórico, pretende “dar voz, dar así el grito” a esas mujeres que ha estado silenciadas.

Manuela Vicente da vida a Rosalind Franklin, quien realizó la fotografía 51 de la estructura del ADN y quien falleció a causa de un cáncer por exposición a la radiación que le impidió recoger el Nobel de Medicina, el cual se le otorgó a los hombres que trabajaban con ella. A su vez, Lourdes Martínez interpreta a Zenobia Camprubí, una mujer independiente, feminista y reivindicativa que quería ser escritora y que pasó a la historia por ser la mujer de Juan Ramón Jiménez, quien sí recibió el Nobel de Literatura.

Por último, Esther Nácar se pone en la piel de Camille Claudel, escultora y amante de Rodin cuya frustración por no poder triunfar en una profesión de hombres hizo que su familia la internara en un manicomio durante 30 años.

Texto y foto: Paula Castro Morán

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