[dropcap]E[/dropcap]xcepto quizá en la última parte, perfectamente discutible, estaremos de acuerdo. Si continuáramos la conversación, te convencería del todo. Palabra.
Un día de esos en los que te metes en la cama de buen rollo, diciendo, –¡ey! a ratos lo he clavado hoy-, duermes de ¡wooooow! Es interesante el matiz que aporta el “a ratos”, porque todo, todo el tiempo, es prácticamente imposible, algún ¡ay! se cruzará.
Lo que amanezca a continuación traerá un seguro desayuno con sabor de ¡Ñam! Aunque sea un café frío. Lo mismo ocurrirá con todo lo que te lleves a la boca de camino al lecho.
Al poner el pie fuera del nido, sin querer, aparecen más psst, psst que de costumbre. Los sucesos, que no dejan de suceder, pero claro, tampoco te van a andar gritando. Se saben unos yeahs, saben que si no les prestas atención, pierdes tú. El paladar, los ojos y las orejas deben de estar conectados de alguna manera.
En algún punto, las agujas del reloj tictacarán que manos a los cocos, habrá que ponerse a un algo. Quedará de ¡Hurra! Normal. Hemos dormido bien y no solo no arrastramos hambre sino que el sabor de boca sabe a bien. Así, lo que te pongan delante. Encontrarás el orden lógico de montaje de las piezas. Y ya sabes cómo te sientes cuando al terminar lo terminable te dices Ouyeah… Imagina el sabor de la caña de después y compáralo con el de una en un día resaca chunga… La misma cerveza.
Tarde o temprano tocará cerrar el círculo. Habrá que ponerse el traje de soñar y al sobre. Seguro que si has seguido paso por paso el proceso hasta aquí descrito, en cuanto la sábana cubra tu hombro, el dormitorio sabrá a mmmmm… Claro. Podrás decirte –¡ey! a ratos lo he clavado hoy-. Dormirás de ¡wow! Sigue siendo igual de interesante el matiz que aporta el “a ratos”, pues todo, todo el tiempo, es prácticamente imposible. Es normal que se cruce algún ¡Uy! Alguno se presentará sin avisar.
El día que amanezca a continuación volverá a arrancar con un desayuno con sabor de ¡Ñam! Y así sucederá con todo lo que ingieras a lo largo del camino hacia el lecho. Número periódico puro. Matemáticas de 14 años.
Ultima parte del texto:
Vale, lo de dormir se hace de manera inconsciente. De lo contrario, estaríamos despiertos y por tanto no podríamos dormir. ¿Y si el ZZZ no es bueno?
La sección de oportunidades nos presenta distintos pasillos delante de nuestra nariz, no en el del cogote: Mal ZZZ, doble de mermelada. Que pusimos sal en lugar de azúcar al café, aprovechar el susto del primer trago para afilar el ojo y la oreja. Que nada en la calle parece sonar a tilín, las manos a los cocos hasta poder hacer ¡Pop! Al abrir el ojo, solo comienza un día. En un día, en cambio, comienzan todas las cosas.
Epopeya: Composición literaria en verso que narra hazañas legendarias. De 14 también.