España redondeó este miércoles en Maracaná una de sus peores actuaciones en un mundial al quedar eliminada antes de acabar la primera ronda de la Copa del Mundo de Brasil.
La selección necesitaba ganar imperiosamente para reponerse del castigo que recibió ante Holanda, pero sólo aguantó veinte minutos ante los chilenos, que fueron muy superiores en todas las facetas.
La Roja se va sin grandeza, haciendo trizas sus señas de identidad y sin dejar rastro de su juego primoroso, el mismo que le ha dado la gloria los últimos seis años.
Necesitaba ganar y se marcha por la puerta de atrás después de encajar siete goles en dos partidos y marcar sólo uno y de penalti. Con ese bagaje no se podía esperar otra cosa.
Y, lo que es peor, volvió a mostrarse desdibujada, deambulando por el campo sin sentido, desorientada y transmitiendo la sensación de que se ha acabado un ciclo. En el campo y en el banquillo, porque nadie fue capaz de aportar soluciones.
Pidiendo la hora
La selección empezó a pedir la hora a falta de veinte minutos para el final, incapaz de reaccionar ni de saber qué tenía que hacer. Un desastre en toda regla.
España dice adiós al mundial, a la magia, al buen juego y a su imagen, que ha quedado maltrecha con dos actuaciones deplorables en Brasil.
El partido contra Australia será otro suplicio, sobre todo mientras llega.