La junta de accionistas de Unicaja ha aprobado esta semana la salida a Bolsa de la entidad, que se materializará mediante la emisión de nuevas acciones por un importe nominal de 625 millones de euros, a un euro por título.
La oferta pública de suscripción (OPS) de los nuevos títulos estará dirigida únicamente a inversores cualificados nacionales e internacionales (fondos de inversión, sobre todo).
La entidad malagueña pretende obtener 1.400 millones con la salida a bolsa para devolver las ayudas públicas recibidas por su filial EspañaDuero (Ceiss), 604 millones, y recomprar el 20% que posee el Estado en la entidad castellano y leonesa a para fusionarla posteriormente con la matriz. Estas cuentas hacen que Unicaja no las tenga todas consigo y pueda estar preparando otra alternativa (una fusión) si su salida a Bolsa no cumple los objetivos previstos.
Unicaja está obligada por Bruselas a salir a Bolsa, ya que recibió ayudas públicas tras absorber Banco Ceiss, la antigua Caja España Duero. La Comisión Europea concedió el año pasado una prórroga al banco en su plan de cotizar en el mercado bursátil.
En principio, la entidad se ha fijado la primera semana de julio como fecha límite para su salto al mercado de valores. No puede demorarse mucho más porque el plazo dado por la UE para devolver las ayudas expira en la primera mitad de 2018.