[dropcap]I[/dropcap]nusual es la palabra que mejor encaja en la descripción de cómo estaba el campus de Unamuno esta mañana de domingo, repleto de personas, coches y los establecimientos hosteleros no daban abasto. Solo un detalle diferenciaba esta mañana de domingo de la que se puede vivirse mañana lunes, la edad de los ‘estudiantes’. No eran universitarios, la media de edad superaba los 40. Son opositores.
Las aulas de las facultades de Derecho, Medicina, Farmacia, Biología, Ciencias, FES y también en el auditorio de San Isidro acogen a los 5.700 opositores que optan a las 67 plazas de celadores que ha sacado el Sacyl.
‘Estoy nervioso y que tengas suerte’ eran los mantras que se escuchan minutos antes de las diez de la mañana en las entradas y pasillos de las facultades. La cara de los opositores era un poema. Muchos llevan años preparando este u otro examen y la fatiga, física o psíquica, se notaba en sus ojos. La media de edad de los opositores superaba los 40 años.
Todos, en mayor o menor medida, sabían en qué facultad se examinaban, aunque hubo una cierta confusión entre la facultad de Ciencias y la de Ciencias Sociales. Una se encuentra en la parte histórica y la otra en el campus Unamuno. Los de fuera de Salamanca, que eran la mayoría, «sí que preguntan por cómo se va a las facultades», explica el personal del servicio de orientación de la Universidad.
Los opositores se congregan en grupos y al entrar reciben en las facultades información sobre formación. «Nosotros les damos un cuadernillo con las opciones de cursos sobre celadores que tenemos, además de un bolígrafo que les ayudará a marcar la respuesta adecuada», bromean desde el sindicato de CSI-F.
A eso de las diez de la mañana comenzó el examen y durante 90 minutos los miles de opositores responderán a las preguntas que le abrirán la puerta a las 67 plazas a las que optan.