Dice que el hombre que lo apuñaló era «como mi hermano»

El acusado, ante el tribunal que lo juzgó.

La fiscal y el letrado de la defensa piden nueve años de prisión a G.A.A.C., cuyo juicio se ha celebrado este martes en la Audiencia Provincial. Es acusado de delitos de tentativa de asesinato, robo con intimidación, daños leves y amenazas. Los acontecimientos tuvieron lugar en junio de 2015 cuando el acusado propició una puñalada a la víctima que casi le cuesta la vida.

 

La Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido en la mañana de este martes el juicio contra G.A.A.C., un hombre de origen portugués al que le atribuyen delitos de tentativa de asesinato, robo con intimidación, daños leves y amenazas. La fiscal, al igual que la defensa, pide nueve años de prisión, más el pago de multas por cada uno de los delitos.

Los hechos se remontan al 25 de junio de 2015, en torno a las 22.35 horas de la noche, en el Parque San Francisco de Salamanca. La víctima, que iba acompañada por un amigo tras salir ambos de un centro social, fue atacada por G.A.A.C., quien le asestó una puñalada profunda en la parte superior del abdomen. El agresor no niega los hechos, pero afirma que no recuerda nada debido a los efectos de múltiples estupefacientes e ingesta masiva de alcohol.

Según el relato de la víctima, un hombre de mediana edad, el atacante le dio una puñalada después de ponerse a llorar y que éste le consolara. El acusado habría sacado, presuntamente, un puñal y una navaja, de tamaño considerable, de debajo del banco en el que se hallaba sentado. Después de aquello, la víctima y su acompañante comenzaron a correr mientras el atacante le amenazaba con matar a su mujer y a su hija.

Posteriormente, se habría dirigido hacia un testigo, también ebrio, y le habría intentado robar sus pertenencias navaja en mano. Pese a que este segundo hombre dice no recordar apenas lo ocurrido, otro testigo vio que le había tirado el carrito con todas sus pertenencias dentro y que solo se detuvo al escuchar la llegada de la Policía Nacional. Los agentes, según explicaron en el juicio, se vieron obligados a reducirle, pues presentaba un comportamiento violento y propinaba patadas al intentar meterle en el coche policial.

La víctima afirmó que él y el acusado mantenían una estrecha amistad y que eran “como hermanos”, por lo que no se esperaba el ataque. Los médicos forenses afirmaron que podría haber fallecido debido al apuñalamiento, pues había perdido dos litros de sangre. Esta cantidad de sangre supone un 40% del total que un ser humano posee en su cuerpo y ya con la pérdida de un 20% se considera un riesgo de muerte.

Texto y foto: P.C.M.

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