¡Uy lo que me ha dicho! Y a “efervescer” sensaciones, emociones, sentimientos, reflexiones, recuerdos, pensamientos… Todo eso que tiene más de cómo te ves en esas palabras que el significado de las mismas. Esos son los superpowers que tenemos a bien ir concediendo por ahí. Un comentario y vísceras patas arriba.
Seguro que habrás escuchado en más de una ocasión, y si no, encantado de ser quien te presente el mensaje, que no existe una peor hora para ir al mercado, pero siempre es muy mala si vas con hambre. De uñas a por la patata frita, chocolate y demás productos de escasísimo primer interés. Porquería versión fast-food. No comprarás garbanzos porque sabes perfectamente que necesitan una noche de remojo. Y tienes demasiada necesidad de llenar el estómago como para andarte con relojes. Engullirás medallas, títulos, un par de accésits, las correspondientes palmadas en la espalda, etc. Te saciarán un ratito y luego se depositará para siempre en tu culo, tu papada, tu añorada figura… Para todas tus próximas fotos. Ah, al día siguiente no encontrarás legumbres en agua.
De no llevar el estómago lleno ayer, te citarás con el snack de nuevo hoy. Otro poquito más de culo y papada y de distancia con la añorada figura… Y así hasta que aprendas a cocinarte. No hace falta que te diga que deseo de corazón que entiendas que no estoy hablando de centímetros de cintura, de hacer compras, de comida ni de todos los ejemplos que te voy a proponer a continuación ¿verdad?
¡Uy lo que me ha dicho! Ya, pero ¿quién te lo ha dicho? ¿Desde dónde lo dice?
¿Puedes recordar algún anuncio de empresa de seguridad que te lleve a pensar “eh, tranquilidad, el peligro es relativo, no es tan necesario lo que vendo”?
¿Cabe esperar que quien acaba de estrenar hogar no te haga ver su astuta compra junto al vertedero y lo bien conectado que está, a escasos 10 kilómetros de la cercana parada del autobús que te deja a la puerta del Ayuntamiento en tan solo hora y media?
¿Suena igual un tequiero de una madre, del jefe al que regalas ese buen puñado de minutos al día o de tu amante? Te quiero.
Basta con verreconocer el código postal. Que te voy a decir yo. Mis argumentos para justificar que mi la/le/loísmo, en realidad, enriquece porque la/le/lo detalla todo, son idénticos a los de quien defiende que, según un estudio, la versión andaluza del idioma en el que estás leyendo estas palabras es el futuro del mismo, su lógica evolución. Sirven también para acompañarse de Alfonso X El Sabio y justificar que el galego es la proyección culta de la hispanización del latín y no su vulgar versión castellana… ¿De dónde seremos cada uno?
Basta con verentender el código postal de la misiva para que sensaciones, emociones, sentimientos, reflexiones, recuerdos o pensamientos, adquieran la incontinencia de una gaseosa 7 días abierta. Agua con azúcar.
¿Imaginas que voy y te pincho Reggaetón?
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