dropcap]A[/dropcap]unque se trate de una ceremonia importada del mundo anglosajón la graduación de los alumnos universitarios constituyen probablemente el acto colectivo más importante en el que están presentes todos los miembros de la comunidad universitaria: alumnos, padres y profesores. Para cada uno de ellos tiene un significado propio.
Los alumnos se incorporan a la universidad individualmente pero se despiden de ella de forma colectiva a través de este acto. Es el momento con el que llevan soñando desde que pisaron la facultad por primera vez. Es la expresión pública de que el esfuerzo realizado durante años les ha permitido alcanzar la meta soñada y formará parte de sus recuerdos durante muchos años, posiblemente durante toda la vida. Son los protagonistas principales y expresan de forma festiva el “alma colectiva” que han construido entre todos durante sus años de estancia en la Universidad y es también un espacio donde todos y cada uno de ellos tiene su momento de protagonismo personal durante la imposición de la banda.
Para los padres es también un día especial donde sentirse orgullosos del esfuerzo y los sacrificios realizados para que sus hijos estudiasen la carrera deseada. En muchos casos, especialmente durante los últimos años, los sacrificios familiares han sido muy importantes y por eso la familias conceden a este día un significado especial que incluso muchos alumnos no son aún capaces de entender en toda su dimensión, es un momento de expresar el esfuerzo colectivo de la familia para con uno de sus miembros.
Para los profesores es también un día especial, marca el punto final de la convivencia con alumnos a los que han acompañado durante su trayectoria académica de muchos años. Con algunos se mantendrá el contacto en el futuro, ahora ya como colegas en el ámbito profesional, con otros se perderá definitivamente ese contacto y solo el tiempo y el azar pueden propiciar un encuentro, pero ver graduarse a los alumnos significa también el reconocimiento de la obra bien hecha, que el esfuerzo y la dedicación han merecido la pena.
Parafraseando a Sir Winston Churchillla graduación no es el final de nada, no es ni siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final del principio. Para cada uno de los alumnosno es el final de nada, en todo caso forma parte del camino y de la búsqueda personal de su lugar en el mundo, un lugar donde ejercer la profesión que han elegido.
Eduardo Galeano en “Ventana sobre la utopía” escribe La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar. Los recién graduados de una carrera como Medicina deben caminar detrás de su utopía que, en el aspecto profesional,no puede ser otra cosa que ayudar a las personas a preservar su salud y a recuperarla cuando la han perdido, para lo que van a necesitar no solo de sus conocimientos técnicos sino fundamentalmente de cualidades humanas para su relación con los pacientes y sus familiares;en palabras del profesor Jiménez Díaz,van a necesitar poner en todas sus actuaciones profesionales sus cinco sentidos. Desde que iniciaron sus estudios de Medicina han recorrido dos pasos y hoy el horizonte se les ha desplazado diez pasos más allá.
P.D. Dedicado a la promoción 2011-2017 de graduados en Medicina.
Dr. Miguel Barrueco
Profesor Facultad de Medicina.