[dropcap]T[/dropcap]iene una conversación pausada y pensada. Mira a los ojos cuando contesta y hace que uno se sienta cómodo en su despacho oficial. Defiende lo público y el trabajo que desempeñan las miles de personas que día a día contribuyen a mejorar la seguridad, salud o justicia. No le duelen prendas admitir errores y pedir perdón por ello.
La actualidad manda. ¿Cómo se afronta en la Subdelegación un atentado como el que ha vivido Manchester?
Cuando se produce un atentado, como por desgracia ha sucedido en Manchester, en primer lugar, contacto con las Fuerzas de Seguridad del Estado. España está en nivel 4 de alerta antiterroristas. Atentados así pueden ocurrir en cualquier lugar, pero España es un país especialmente protegido de atentados terroristas debido a la planificación, organización y a la experiencia previa que tenemos.
Y, ¿cómo Antonio Andrés Laso?
Como ciudadano, indignado, como cualquier persona de bien que es incapaz de comprender qué es lo que ocurre. Como responsable de las Fuerzas de Seguridad del Estado, en contacto permanente con ellos y como representante institucional, canalizando ese sentimiento de solidaridad, de repulsa hacia los atentados, de simpatía y cariño con el pueblo británico. En este caso, organizando un minuto de silencio en la Subdelegación del Gobierno y colocando las banderas a media asta en señal de duelo como España y en solidaridad con el pueblo británico.
¿Cómo es ‘vestir’ el traje de subdelegado?
Es un traje complicado y muy exigente. Todo el mundo tiene problemas y quieren que se los solucione el Gobierno de España. Hemos atravesado momentos de dificultad, de los cuales estamos saliendo con mucho esfuerzo por parte de todos. Hay muchas necesidades y demandas y el subdelegado se preocupa por esos casos. No siempre tiene respuesta a todo.
¿Para usted cuál sería?
Creo que hay un instrumento fundamental que es la creación de empleo. Es el objetivo del Gobierno de España. Para que haya creación de empleo, tiene que haber crecimiento económico que es la herramienta que está permitiendo que las cifras de desempleo se estén reduciendo, al nivel que lo hacen en la actualidad. Hace falta más y mejor empleo. Sin ninguna duda, somos conscientes de que las condiciones tienen que mejorar y la única herramienta que conozco para conseguirlo es a través del crecimiento económico.
¿Qué puede aportar la Subdelegación del Gobierno al crecimiento económico?
En primer lugar, coordinación de la Administración. La Administración del Estado tienen que funcionar perfectamente y eso genera empleo o al menos lo facilita. Cuando los servicios públicos funcionan es más fácil la creación de empleo, de emprender distintas empresas, proyectos,… Es una exigencia. También la seguridad, porque aporta un requisito previo para que pueda desarrollarse cualquier tipo de actividad económica. La seguridad contribuye a la creación de empleo. Son los dos grandes objetivos que me marqué el primer día, la coordinación de la administración y por otro lado, la seguridad de nuestro territorio.
(Casi en un susurro) Se agilizarán trámites administrativos…
Es establecer unos criterios, es marcar prioridades en ocasiones,…
Hay mucho trasferido…
No tanto. El Estado mantiene unas competencias fundamentales. Podemos ver la Agencia Triburtaria, la Seguridad Social, el pago de pensiones, las prestaciones por desempleo, la relación con la Comunidad Autónoma,… Al final todas las administraciones tiene que funcionar perfectamente con la coordinación diaria con la Junta de Castilla y León, con Diputación, con las Administraciones locales y eso es un engranaje que tienen que funcionar perfectamente en el Estado que nos hemos dotado. El Estado mantiene competencias fundamentales para los ciudadanos como es la seguridad y en los aspectos que se han transferido hay siempre una coordinación y una colaboración.
[pull_quote_center]Eso dos homicidios o asesinatos están en fases de investigación. Cualquier cosa que diga en estos momentos sería absolutamente inoportuno. [/pull_quote_center]
¿Con qué personal cuenta el Estado en Salamanca?
Hay 5.500 funcionarios y empleados públicos dependientes del Estado presentando servicio en Salamanca. Es una gran empresa, es superior al número de empleados que tiene la Renault en Palencia, por ejemplo.
Lleva unos 100 días en su cargo. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención, el estar 24 horas al día, todos los días…?
(Sonrisa) Eso lo conocía, pero no soy el único que tienen que estar disponible para todo. Siempre tiene que haber un responsable que pone en marcha los distintos mecanismos para que se activen otras personas, otras respuestas. Me ha llamado la atención el buen trabajo realizado. Tuve un predecesor, Javier Galán, que es una persona extraordinaria y todo funciona correctamente. Eso sí, no nos tenemos que quedar ahí. Hay que pretender que funcionen mejor. Es una demanda de los ciudadanos y una aspiración y aquello que no funcione, corregirlo. Y si algo no funciona como debe ser, pedir perdón a los ciudadanos, que no tengo ningún inconveniente en hacerlo.
Decía Felipe González que cuando sonaba su teléfono es porque ya no podía sonar otro. ¿Qué ocurre cuando suena el suyo?
Normalmente, es que hay un problema. Es así y estoy para ello. Problemas de seguridad, cuando se produce algún incidente, cuando se comete algún delito. En ocasiones, suena mi teléfono cuando se practica una detención o se va a realizar una operación. Hay que estar muy pendiente de todo e intentar colaborar. Tenemos la protección civil en ese gran grupo de materias que nos competen. Todo la vialidad invernal, porque está nevando, porque está granizando,… Durante los meses de verano, la colaboración con la Junta de Castilla y León en la extinción de incendios forestales, que estamos muy próximos al verano y ahí suena el teléfono muchísimas veces, porque hay un incendio forestal, porque hay que avisar a la UME, porque tienen que pasar efectivos españoles a territorio portugués para colaborar en la extinción de incendios en Portugal o viceversa. Estamos siempre con el teléfono en la mano.
En estos tres meses han ocurrido sucesos violentos en Salamanca. ¿Cree que hay ajuste de cuentas?
En estos momentos, eso dos homicidios o asesinatos, delitos contra la vida, están en fases de investigación. Cualquier cosa que diga en estos momentos sería absolutamente inoportuno. Siempre pido tranquilidad para que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado puedan realizar todas las investigaciones y resolver todas aquellas cuestiones que se deriven de un caso. En ocasiones, no es compatible la premura de la actuación con la obtención del mejor resultado. Están trabajando en ello y esperemos que haya resultados pronto y que permita poner a disposición de la Justicia a los verdaderos autores de esos homicidios.
Podemos estar tranquilos…
Sin ninguna duda. Los cuerpos de Seguridad trabajan muy bien. Es una de las conclusiones que ya sabía y que he ratificado en estos 100 días que llevo en el puesto. Tenemos unos magníficos profesionales que velan por nuestros derechos, que garantizan nuestras libertades y por supuesto, investigan y ponen a disposición de la justicia a los autores de los delitos.
Salamanca tiene una población muy polarizada. Por un lado, hay estudiantes jóvenes que no son de aquí y por otro, oriundos muy mayores. ¿Esto creo dificultades?
No. Eso crea diversidad que convierte a Salamanca en una ciudad maravillosa, con un ambiente estudiantil extraordinario. Lo dice muchas veces el alcalde, Salamanca no se entendería sin su Universidad. Creo que eso también genera, aparte de todo el ambiente educativo y cultural que conlleva, una dinámica propia de la ciudad que la hace divertida, alegre, única,… Por otro lado, hay una población que envejece, que está estancada en su número, como está ocurriendo en muchas partes del interior de España y otros países, incluso. Por fortuna, la longevidad de los españoles va aumentando día a día. La sanidad y el estado de bienestar del que nos hemos dotado permite que las personas vivan mucho más y en mejores condiciones.
Por curiosidad. ¿Cómo se vive en la Subdelegación?
No vivo aquí. Vivo en mi residencia. No vivo aquí, porque no necesito vivir aquí. Tengo teléfono móvil, el correo electrónico conectado con el de mi domicilio, puedo acceder a todos los documentos desde allí. Estoy permanentemente localizado y no quiero vivir aquí por razones de seguridad, que eran los motivos que tradicionalmente obligaban a los subdelegados del Gobierno anteriores a residir en este edificio. El desarrollo tecnológico, los medios de los que disponemos y la tranquilidad que en estos momentos disfrutamos no nos obliga a vivir aquí.