La Asociación “Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio” se ha dirigido al Ayuntamiento de Salamanca para mostrarle con una extensa serie de fotografías el estado en el cual se encuentra el enclave conocido como Cueva de Salamanca, como ya hizo hace un año y en anteriores ocasiones, dado el absoluto abandono al que se le ha llevado.
Exteriormente, en el espacio desprotegido del hostigo que ocupaba la desaparecida Iglesia de San Cebrián se han detectado acumulaciones de agua de lluvia, la cual cae sobre las escaleras “a cielo abierto” de la cripta, pérdida de elementos pétreos, presencia de vegetación y restos de basura. El muro de la Cuesta de Carvajal también presenta líquenes negros, una importante pérdida de material por arenización y el rótulo ha desaparecido por la humedad.
La cripta de la iglesia padece la acción de la humedad especialmente y de distintas formas: además de las eflorescencias salinas también se produce la arenización de la roca con el consiguiente desprendimiento de material al perder sus cualidades. Debe detectarse la procedencia de las humedades -lluvia, capilaridad, urbanización, filtraciones, acumulaciones, etc.- antes de acometer una nueva restauración interior orientada, también, a corregir las grietas existentes, eliminar sales y vegetación y reponer los sillares degradados, por ello es necesario un estudio pormenorizado previo.
A pesar de los desprendimientos de los últimos quince años ninguna piedra ha vuelto a ser recolocada rebajándose las dimensiones de la cripta hasta la cerca. Sorprendentemente, ya que se trata de un recinto delimitado y videovigilado, la cripta viene siendo utilizada como urinario.
Por su parte la Cerca Vieja, sumida en un desnivel que la aleja del calor y la aireación, permanece gran parte del tiempo humedecida dado que carece de protección frente a la lluvia y los vierteaguas del aula arqueológica vierten sobre ella. Tras la limpieza acometida hace un año la vegetación ha vuelto a aparecer en puntos muy generalizados siendo la parte más afectada la abertura bajo el aula arqueológica.
Mientras, la Torre del Marqués de Villena carece de una limpieza habitual y de iluminación puntual que en los días más nublados facilite el tránsito por su interior. La suciedad y las muestras de actos vandálicos son la tónica dominante de la visita al apreciarse desperdicios, restos de botellones, pintadas y olores incómodos. Varias tejas de la cubierta de esta torre se han descolocado.
Suciedad
El aula arqueológica en la que se muestran los elementos decorativos, funerarios y constructivos de la Iglesia de San Cebrián «ejemplifica como la suciedad y el vandalismo están degradando y menoscabando el valor patrimonial del recinto. Esos restos están deteriorándose dado que el espacio no está acondicionado para asegurar su protección y pervivencia, ya que de ninguna forma se evitan los efectos de la radiación solar, el viento, la humedad, la temperatura, los excrementos de las palomas o el vandalismo. Los canecillos de madera policromada, que son las piezas más sensibles junto a la puerta de madera, están siendo atacados por la carcoma, la humedad, las deposiciones de las palomas e incluso actos desaprensivos con las más que probables quemaduras procedentes de un mechero», indica la asociación.
Otra muestra del «maltrato que a los visitantes sonroja, consentida por la falta de tutela», es el desplazamiento, erosión y fractura por parte de los vándalos de los sillares de la iglesia que fueron colocados en este espacio. Además, en el piso inferior, donde se encuentra una ventana arqueológica, también se pueden observar pintadas que completan la deplorable imagen del lugar.
«Si el Ayuntamiento de Salamanca no encontrase un espacio más adecuado en el cual poder seguir exhibiendo este patrimonio, debería proyectar el cerramiento del aula y establecer un amplio horario de visita con presencia de personal cualificado para su explicación, en consonancia con el empleo que se supone crea el sector turístico y cultural», señala este colectivo.
Por todo ello desde “Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio” se ha propuesto el cierre inmediato de este enclave hasta que se acometan las obras necesarias para asegurar su conservación y solventar los graves problemas de humedad; que se realicen las labores de limpieza que dignifiquen su imagen y la de la ciudad; que se asegure su integridad frente a las aves y el vandalismo; que se unifique y recupere la señalización informativa; y que se redacte un plan de limpieza y mantenimiento periódico con el fin de prevenir, detectar y solventar cualquier deficiencia en la conservación del conjunto.