«Hemos llegado al punto que el contrato es una herramienta de chantaje»

Federico Martín, presidente de CSIF en Salamanca.

 

[dropcap]F[/dropcap]ederico Martín, presidente del sindicato CSI-F -Central Sindicalista Independiente y de Funcionarios-, tiene una conversación con planteamientos reales. Es políticamente incorrecto, cosa rara en cargos. Por ello, resulta extraordinariamente refrescante, en estos tiempos de olas de calor reales y figuradas, mantener una charla sobre movimientos sociales, sindicatos de ayer y de hoy y políticos que se amarran en sus sillones.

Si le decimos que todos los sindicatos son iguales. ¿Usted que nos responde?
Un tópico que generaliza de forma injusta. No tiene nada que ver un sindicato que procede de pequeños sindicatos, como el nuestro, que nació de los propios trabajadores y se fueron agrupando para tener más fuerza, a un sindicato de los que llamamos o mal llamados de clase, que se arrogan la posibilidad de representar a todo el mundo. No tiene nada que ver el modo de funcionar de los dos sindicatos mayoritarios, con la nuestra o con la de los sindicatos sectoriales. No todos somos iguales. Nosotros buscamos la independencia y la proximidad al trabajador…

De hecho lo llevan en sus siglas. CSI-F -Central Sindicalista Independiente y de Funcionarios-
Sí y además lo llevamos a gala. Para mí la letra más importante de nuestras siglas es la I de independencia. Nosotros lo que hacemos es acercarnos al trabajador sin ningún tipo de ideología y sin planteamiento político previo. Lo que buscamos es que si este trabajador tiene un problema, debemos solucionarlo, sin un planteamiento socialista, comunista, neoliberal,… Lo que buscamos es desde la independencia entender el problema del trabajador y trabajar para resolverlo.

Martín, en la entrada del sindicato situado en la calle Concejo, 9.
Martín, en la entrada del sindicato situado en la calle Concejo, 9.

Denos las ventajas de estar sindicados.
Ahora necesitamos estar sindicados para estar informados, porque a pesar de ser la sociedad de la información, de verdad que hemos llegado a la infoxicación. Hemos convertido la información en simples flases sobre los que no reflexionamos. Nosotros damos una información profesional que realmente haga que el trabajar conozca sus derechos, sus posibilidades y sus obligaciones. En segundo lugar, formación.

¿A qué se refiere?
Analizamos tú problema, tu situación, qué necesitas para progresar en tu trabajo y te ofrecemos una formación específica para progresar en tu trabajo, no genérica.

¿Y si hay problemas?
Tenemos la defensa. Unas veces es jurídica y otras no hace falta llegar a eso. Por lo tanto, nosotros tenemos información, formación y defensa.

¿Por qué cree que los sindicatos no tienen la misma fuerza que en los años setenta y ochenta?
¿Por qué no nos creemos la Democracia?

Eso es…
En España hemos tenido un proceso político muy concreto. Venimos de 40 años de dictadura en el que el sindicalismo era mentira.

Había un sindicato vertical.
Efectivamente. Pero, era mentira. Cuando ese sindicato vertical deja de tener ese predicamento, surgen los movimientos sociales y políticos. Igual que en ese momento llega el partido Comunista y de repente sube muchísimo, en España no había comunistas, al menos oficialmente, porque en España éramos del régimen. Y sin embargo, se demuestra en las primeras y en las segundas elecciones democráticas que la izquierda, todo lo que estaba oficialmente tapado por el régimen, existe y tiene mucha fuerza. Y, a partir de este momento se producen una cuestión curiosa.

¿Cuál es?
Todos tendemos a ir hacia la derecha, pero a la derecha educativa, ideológica, en planteamientos…

¿Por qué?
Porque lo que queremos todos es estar arriba, ser más ricos,… Y como todos queremos ser ricos, los modelos que nos estamos planteado no son modelos de lucha social, de igualdad, de trabajo por el prójimo,… No son esos modelos que serían lógicos con unos planteamientos más bien de izquierda. Vamos a todo lo contrario. Este es el modelo en el que estamos educando a nuestros hijos en el individualismo, en la competitividad,…

Federico Martín, en las oficinas del sindicato en Salamanca.
Federico Martín, en las oficinas del sindicato en Salamanca.

De acuerdo. Le compro ese planteamiento. ¿Qué parte de responsabilidad tienen los padres y los profesores?
Mucha. La enseñanza, lo que debe de hacer, si lo hace bien, es trasladar los planteamientos que hace la sociedad.

En teoría, ustedes forman personas…
Efectivamente, pero las formamos en base a unos objetivos y unos planteamientos que la Administración marca. Si hablamos de utopía, la escuela el único encargo social que tiene es de formar a sus futuros miembros. Si la sociedad va hacia los planteamientos de la mejora de mi situación personal, no colectiva, individualismo; si la sociedad va por: quiero ser mejor que tú, no quiero trabajar contigo para que todos estemos mejor,… Llegamos a un punto en el que los planteamientos de izquierdas se van cayendo. El partido comunista ha descendido de una forma bestial. El poco socialismo que queda es de derechas, no digo de centro. Y el sindicalismo, en tanto en cuanto plantea mejoras colectivas, ha perdido la mayoría de su predicamento social.

 

[pull_quote_center]Los trabajadores han pensado que pueden sobrevivir sin asociarme con el de al lado[/pull_quote_center]

 

De acuerdo, Federico, entonces, ¿por qué en Estados Unidos que es un país muy competitivo e individualistas sus sindicatos son tan potentes?
Por una razón, porque en Estados Unidos la norma hace que los sindicatos intervengan directamente en la contratación. Por ejemplo: la huelga de estibadores de aquí, es el ejemplo más claro de un funcionamiento tipo Estados Unidos, como el que planteas. El tema es que en Estados Unidos el movimiento sindical ha sido, voy a utilizar una palabra dura, mafioso en el sentido de si hablamos de construcción, el sindicato tiene la posibilidad de que se contrate o no a una persona. Esa fuerza aquí no la hemos tenido jamás y sinceramente, tampoco es bueno que la tengamos en un planteamiento a priori. Es bueno que se cuente con nosotros para ver en qué condiciones se contrata, que es lo que nosotros tenemos que intentar trabajar mejor, que haya más una línea de trabajo más clara entre la Administración, empresa, sindicatos, para que las contrataciones no lleguen a la decadencia en cuanto a condiciones laborales en la que hemos llegado; para que no hayamos llegado al punto en el que ahora estamos en España, el que el contrato es una herramienta de chantaje, porque como lo necesito, acepto lo que sea.

¿Por qué no se recurre a los sindicatos en esos momentos?
En qué.

Si a mí me están chantajeando con el contrato, ¿por qué no se me ocurre venir a un sindicato y denunciar la situación? Eso en los setenta hubiera sido impensable.
El sindicalismo tradicional, de UGT o CCOO, los llamados de clase, van modificando su modo de ser a medida que avanza la economía. Estamos hablando de que en España se produce a partir de los cincuenta y los sindicatos van en la cresta de la ola.

¿A qué se refiere?
Desde 1955 hasta el primer bajón en 1993, los sindicatos tradicionales iban muy bien. Conseguir cosas nuevas cuando el empresario gana mucho dinero y el trabajador estaba bien es fácil. Eso ha hecho que los sindicatos hayan perdido en cierta medida fuerza reivindicativa, presencia entre los trabajadores y eso, unido a que la sociedad se ha individualizado, nos ha hecho llegar a un punto en el que los trabajadores han pensado que pueden sobrevivir sin asociarme con el de al lado. Es más, si me asocio con el de al lado, puedo perder.

Eso es una mentalidad de empresario malo y pobre de espíritu.
Sí, pero eso es lo que nos ha trasladado a la sociedad. Una de las cuestiones con las que lidiamos muchas veces, es que entre dos afiliados de la misma empresa, de la misma administración o incluso del mismo servicio, lo que te piden no son derechos comunes, plantean cosas individuales aunque esto pueda dañar al compañero. Esto en el sindicalismo de los setenta no se veía nunca. Y no digo nada en el del siglo XIX, donde su planteamiento era avancemos todos juntos y consigamos cosas para todos. Ahora no se puede inserta esa idea en una sociedad que busca el progreso individual.

Es más sencillo atacar a uno, que al conjunto.
Claro. Con lo cual, tras cincuenta años de avances continuos, las personas no entienden la posibilidad que haya un bajón como el que hemos sufrido con esta crisis. Las personas no tienen los mecanismos para asociarse,…

Federico Martín.¿No tenemos cultura de participación?
Ninguna. Analicemos. Si hablamos de mediados de los setenta había movimiento de barrio, parroquiales,… digamos de participación social en la que todos estábamos como voluntarios, como ONGs. Recuerdo luchar para que llegara el agua a determinadas zonas del barrio y que se asfaltaran tramos de calles en esta ciudad. Lo hacíamos de una forma altruista, sin esperar ningún tipo de recompensa. Ahora, eso no se produce. No ves movimientos de barrio, de parroquia,… que vayan buscando algo altruista. Es más, cuando alguien se mete en movimientos de participación va buscando el ‘y yo que saco’. Ayuntamientos: un alcalde o un concejal no se habían planteado en los años sesenta voy a cobrar dietas, voy a tener carrera política,… No simplemente se juntaban unos cuantos vecinos y a funcionar. Y arreglaban las calles y vamos a poner farolas. Ahora cuando uno se inicia en la carrera política…

Acaba de pronunciar la palabra clave: carrera.
Efectivamente. Apuestan por una carrera profesional asociada a la política. Uno de los grandes problemas de nuestra política es que no contamos con personas que procedan del mundo laboral. Son personas que se han encaminado hacia ahí desde pequeños y no conocen los problemas de la ciudadanía ‘normal’.

Hablemos de su sindicato. ¿Por qué quieren pasarse a la empresa privada si nacieron para ayudar a funcionarios y trabajadores públicos?
El sindicalismo independiente está muy poco representado en la empresa privada. Normalmente allí privaban los llamados de clase y para un empresario de hace treinta años, sindicato era igual a izquierda; a rojos; a problemas. Nosotros entendemos que hay un hueco importante en la sociedad en el que un trabajador puede reclamar sus derechos, sus condiciones, sin asociarlos a ninguna ideología, a un planteamiento socialistas, socialdemócrata, marxista,… No, nosotros queremos hacer un planteamiento laboral.

¿Por qué si solo nos significamos realmente una vez cada cuatro años en nuestras decisiones políticas, nos arrastran tanto en nuestra vida?
Porque los políticos necesitan su protagonismo, controlan medios de comunicación, la economía controla a la política y lo que hacen es que aflore lo que la economía y la política quiere que aflore o lo que les interesa que aflore.

 

[pull_quote_center]En España hay muchísimos delegados sindicales, que figuran como tales, que realmente ya no están en las empresas[/pull_quote_center]

 

¿Cómo está la normativa de los sindicatos en España?
Está planteada para favorecer a los dos grandes sindicatos. Hay aberraciones como una que llevamos denunciando hace muchos años: tú eres delegado en una empresa de construcción, ésta quiebra y la Administración sigue contabilizando esos delegados para CCOO o UGT. En España hay muchísimos delegados sindicales, que figuran como tales, que realmente ya no están en las empresas y más ahora que ha habido muchas quiebras, cierres,… Todos ellos durante cuatro años siguen computando.

Los familiares que siguen cobrando la pensión del muerto…
Muy similar. CCOO y UGT reciben apoyos desde las administraciones por delegados que ya no tienen. Otra situación que nos hace plantearnos tener más presencia en la privada es que para que nosotros tengamos un delegado en la Administración Pública necesitamos 25 ó 35 votos o más. En la empresa privada, por cada 7, tengo un delegado. Teniendo mucho más apoyo en la masa social, la representación sindical es mucho menor. La presencia en la empresa privada implica que tengamos más representatividad social y en el cómputo que hace la administración. Eso nos permite crecer. Además, los planteamientos que hacen desde los sindicatos de clase están bastante obsoletos y hay diversidad en este país para que una nueva fuerza sindical pueda representar a los trabajadores sin preguntarles qué carné tienen.

1 comentario en ««Hemos llegado al punto que el contrato es una herramienta de chantaje»»

  1. La verdad es que los sindicatos tienen muy poca afiliación por haber abandona a los trabajadores a su suerte, especialmente a los que tenían contratos más precarios.

    Ha tenido que venir una sentencia de Europa para dejarnos claros que la «discriminación» entre trabajos fijos y no fijos no cabe en nuestra Constitución…ni Estatuto de los Trabajadores…ni en otras legislaciones…

    La nueva reforma laboral se hizo para acabar con la «Dualidad» del llamado «Mercado Laboral» pero todo sigue «a peor» contra la clase trabajadora normal. De cada 10 contratos, 8 son temporales y con retribuciones insuficientes para vivir con dignidad.

    Y los sindicatos haciendo la «pantomima» y firmando grandes acuerdos con el Estado y las Patronales.

    Los sindicatos tienen que hacer una huelga general laboral y no «política»…exigiendo medidas como las siguientes:

    Fijar por ley una proporción máxima de sueldo más alto y más bajo en cada empresa, de esta forma se igualan salarios sin perjudicar la «eficiencia» de las empresas.

    Todos los contratos que no sean fijos -pueden ser fijos discontinuos- incorporarles un recargo del 25% en los seguros sociales, de esta forma se priorizan las empresas que dan seguridad a sus trabajadores frente a las que contratan para buscar esclavos.

    Todo gerente, ejecutivo o «jefecillo» que fomente o ampare las horas extras negras a la cárcel por estafa a la Seguridad Social…

    Y veremos como España pasa del último lugar de la UE en «justicia social» al tercero o cuarto, lugar que debiera corresponder por su nivel económico general.

    Repartir mejor la riqueza vía un sistema fiscal que sea suficiente, justo y transparente…y repartir mejor el trabajo es la gran fórmula para salir de nuestra gran depresión, esa que hace que por cada rico que entra en la revista Forbes, un millón lo hace en la llamada «pobreza inconstitucional».

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