Esta semana un iceberg de más de un billón de toneladas se ha desprendido de la Antártida. Se trata de un bloque que se ha desgajado de la plancha de hielo Larcen, del continente helado en el polo sur.
Los científicos no se ponen de acuerdo sobre el origen de este acontecimiento. Hay unos que dicen que este suceso tiene que ver con el cambio climático y es que las evidencias son claras en el continente menos explorado del planeta. Las temperaturas del aire y oceánicas han aumentado aunque no tan rápido como en el Ártico, donde han subido dos veces más rápido que el promedio mundial.
En la Antártida el hielo se está derritiendo, eso es un hecho, pero este iceberg, ¿ha caído por culpa de los gases de efecto invernadero? Es algo complicado de saber, según David Vaughan, director de ciencias de la British Antarctic Survey, “probablemente, no al 100%. Pero la razón para que esté llegando agua caliente es que los vientos la están trayendo del océano sur y creemos que los vientos se han vuelto más fuertes por el cambio climático”.
Para entender mejor que es lo que ha ocurrido se puede comparar este hecho con una bebida con hielos, “cuando mi hielo se derrite el cóctel no se derrama” explicó el glaciólogo Eric Rignot. El iceberg es un tipo de hielo que flota en el agua por lo que no aumenta los niveles del mar.
El gran pero es que esas capas de hielo flotantes sí tienen un efecto en las masas de hielo en la tierra, y estas sí podrían aumentar el nivel de los mares si se derriten. Por lo que el desprendimiento del Larcen C, no cambiará los niveles del mar de manera inmediata pero habrá que estar pendientes del panorama a largo plazo, ya que no es tan simple. Hay que tener en cuenta a las generaciones futuras, ya que las acciones que se toman ahora tienen consecuencias como mínimo en 50 años.