Hugo Chávez en Salamanca

[dropcap type=»1″]C[/dropcap]on ocasión de la xv Cumbre Iberoamericana celebrada en Salamanca me correspondió recibir y despedir en Matacán, en mi condición de subdelegado de gobierno, a los jefes de Estado y de Gobierno. De todos ellos recuerdo al presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Llegó tarde, el último de los mandatarios que asistieron a la cumbre. Venía eufórico, y al bajar del avión nos comentó que le había emocionado la rotulación del campo salmantino, la verdura del mismo y, sobre todo, el que estuviera sembrado.

– Les digo a mis ayudantes que así debiera ser en Venezuela, que eso era lo que yo querría para mi país.

Tuvimos problemas con los escoltas personales que venían con él en el avión; las dificultades surgieron al obligarles a respetar las reglas españolas para portar armas. La buena voluntad de la policía española solucionó el conflicto.

Hubo dos presidentes hispanoamericanos que me impresionaron positivamente, el de Brasil: Lula da Silva, y el de Chile, Ricardo Lagos. Con este último, un grupo de autoridades mantuvimos una larga conversación en la sala VIP de Matacán, donde se abordaron los posibles resultados de las próximas elecciones presidenciales de aquel país. El presidente chileno pernoctó durante su estancia en Salamanca en el hotel La Hacienda Zorita. Lula inauguró el Centro Cultural Hispano-Brasileño en la Casa de los Maldonado de Morille, y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ávido de protagonismo, dio la nota con algunas de sus excentricidades.

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