Sheyla tenía 24 años. Estaba casada y era madre de tres hijos. Vivía en una vivienda unifamiliar de dos plantas de la calle Limón, en el barrio de Pizarrales, junto a su marido, de etnia gitana (ella era paya), sus hijos y su madre de 49 años.
Eran cerca de las tres de la tarde de este miércoles cuando un incendio que se produjo en el salón de la vivienda, ubicado en la planta baja, se extendió rápidamente por la estancia, y convirtió el inmueble en un infierno.
En ese momento estaban en casa las dos mujeres y dos niños pequeños de 2 y 6 años. El marido y el otro hijo estaban en casa de la suegra de Sheyla, que vive al lado.
Sheyla, su madre y los niños se refugiaron en el cuarto de baño que hay en una esquina del comedor y se cerró la puerta, ante la humareda que inundaba el piso. Querían protegerse de las llamas, pero sin saberlo ella estaba aniquilando sus posibilidades de sobrevivir.
Su madre cogió a los dos niños y los sacó por un pequeño ventanal que hay en el aseo y los cogieron los vecinos que ya habían acudido a socorrerlos. Ella también salió por el ventanuco y se refugió en el tejado de una vivienda anexa hasta que llegaron los bomberos y los policías.
Para entonces ya se temía lo peor. Su hija Sheyla se había quedado dentro, en medio del infierno de humo y con temperaturas superiores a los 500 grados en la vivienda.
Cuando entraron los bomberos la puerta del baño en el que se refugió estaba bloqueada. Al abrirla hallaron su cuerpo sin vida envuelto en toallas húmedas. Murió intoxicada por la inhalación del humo.
Su madre tuvo que ser sedada cuando recibió la noticia de la muerte de su hija, que deja tres niños un marido con incapacidad, motivo por el que cobraba una pensión.
Sheyla contribuía a la economía doméstica comprando y vendiendo artículos de vestir y calzado que vendía entre sus allegados y conocidos, sobre todo, según cuentan algunos allegados.
La consternación entre los vecinos del barrio era patente poco después del suceso.
A falta de conocer las causas exactas del inicio del incendio, se baraja la hipótesis de que se prendió un mechero con gasolina en el salón y las llamas se propagaron rápidamente por la vivienda, lo que alimentaría la teoría de que ha sido intencionado por terceros.
Una patrulla de la Policía Nacional seguía horas después apostaba frente a la vivienda calcinada, y la puerta y una de las ventanas estaban precintadas. La Policía Judicial elaborará un informe sobre las causas y la existencia del acelerante que contribuyó a extender las llamas con mucha rapidez