Penumbra en el escenario y expectación en la Plaza Mayor. Salieron los músicos de la banda, demostraron su arte y al minuto Loquillo hizo diabluras con el micrófono para delirio de sus miles de incondicionales
Había banderas de Asturias y seguidores de Valladolid, León, Segovia, Cáceres y más… y es que Loquillo es casi, casi una religión. Sus seguidores corean sus canciones, las gritan y lo siguen en todas las idas y venidas, y son muchas, por el escenario.
Comenzó con su Rock y salud que fue un propósito de intenciones, porque rock hubo durante todo el concierto y salud tiene para rato este hombretón de 195 centímetros, que a finales de año cumplirá 57 estupendos años.
Sus seguidores corearon sus canciones de ahora y con las de siempre enloquecieron, al fin y al cabo son ‘Loquiadictos’.
Casi dos horas de buena música convirtieron a la Plaza en una gigantesca pista de baile.