El Ministerio Fiscal pide tres años de cárcel y 3.000 euros de indemnización para un hombre de ochenta años que habría, presuntamente, abusado sexualmente de una niña de 12 años. Los hechos se remontan a septiembre de 2015, cuando el hombre mayor habría intentado tocar el pecho de la pequeña mientras tenía sus partes íntimas fuera del pantalón. El acusado ha negado los hechos y mantiene su inocencia.
La Sala de Vistas de la Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido este martes el juicio contra JMGE, un hombre de 82 años, por supuestos abusos sexuales contra una menor de 12 años. Los hechos tuvieron lugar en Cabrerizos el pasado 21 de septiembre de 2015 cuando la pequeña habría aceptado entrar en el domicilio del acusado y habría presenciado cómo el anciano, con el miembro fuera de los pantalones, le decía “te están creciendo las tetitas” e intentaba tocar sus pechos.
El hombre mantiene su inocencia y, aunque admite que invitó a entrar a la niña en su casa, ha manifestado que no sucedieron los hechos de los que se le acusan. Según relato al tribunal, la víctima habría pasado pocos minutos en su casa y, posteriormente, se habría ido por su propia voluntad. El anciano tenía en aquel momento puesta una sonda por problemas de próstata, por lo que a veces, debido a la incomodidad de la misma, se bajaba la cremallera del pantalón para recolocársela o para miccionar con frecuencia.
El principal testigo, expareja sentimental de la madre de la menor, recibió una llamada de la madre de la niña para pedirle información sobre el anciano, a quien conocía por trabajar en un bar cercano a su casa y tener buena relación con él. Tras conocer los hechos, se personó en su domicilio y le preguntó que por qué le había hecho eso a una niña. El testigo afirma que el acusado solo respondía “lo siento, lo siento”. Posteriormente, llamaron a la Guardia Civil para interponer una denuncia.
El Ministerio Fiscal pide tres años de prisión y una indemnización de 3.000 euros por daños morales. Considera que el delito se ha probado con unas declaraciones sin fisuras, una buena relación con el acusado por la que no existiría interés en inculparle y que el anciano no reaccionó negando los hechos cuando el testigo le increpó por ello.
Por otro lado, la defensa pide la absolución basándose en la falta de pruebas físicas y psicológicas en la menor, declaraciones contradictorias y poco creíbles que solo persiguen el beneficio económico de la acusación, y por la existencia de la sonda.
Texto y foto: P.C.M.