El toro bravo, más allá de la plaza

Uno de los tableros de carro que se puede ver en la exposición Taurografía, en la sala de La Salina.

 

Los tableros de los carros de acarreo inspirados en faenas del toro en la dehesa.
Los tableros de los carros de acarreo inspirados en faenas del toro en la dehesa.

[dropcap]H[/dropcap]ay exposiciones que merece la pena ver. Me habían hablado muy bien de la que muestra que hasta el 1 de octubre se puede visitar en la sala de exposiciones de La Salina y una tarde entré a ver que era Taurografías: Tradición, Identidad y Toros

 

Tuve mucha suerte, porque Francisco Blanco, director del Instituto de Identidades Salmantinas estaba explicándosela a un grupo de personas y me uní.

De pequeña acompañaba a mi padre a repartir el pan a una las fincas de Raboso donde se criaban toros bravos. Los he visto de cerca en multitud de ocasiones y siempre me ha parecido uno de los animales más bellos que tenemos por aquí.

Un cuerno de pastor labrado.
Un cuerno de pastor labrado.

Parece que de esa misma opinión son nuestros antepasados, que vieron en el toro bravo un motivo para plasmar su belleza en sus enseres más queridos, como los tableros delanteros de los carros de labranza o los cuernos de pastor.

La exposición, cuyas obras son todas de propietarios o museos salmantinos, muestra esa fascinación que hemos sentido por este noble animal, más allá de la plaza de toros, donde el animal y el torero ofrecen al espectador una coreografía fúnebre.

Las imágenes que capta el visitante en la sala de La Salina nada tienen que ver con la muerte, más bien con la vida, con la fiesta, con la divinidad, porque el toro ha estado unido a la religión, al menos en Salamanca, desde antes de que esta tierra fuera cristiana. Por ello, está en nuestras raíces.

Modes de obleas con dibujos de toros.
Modes de obleas con dibujos de toros.

Vemos la sintonía que existe entre el hombre y el toro, en sus festejos populares, donde no hay espectadores, porque todos, toro y hombre, forman parte del mismo baile. Vemos al animal pastando en el campo, tranquilo, rey de su entorno y dueño de su dehesa.

La exposición te hace ver que hubo otras épocas en las que el toro y la religión iban de la mano. Como esa que cuenta Francisco Blanco sobre la cofradía de San Marcos, cuyos cofrades, hace más de 500 años, elegían un toro, lo traían maromado hasta Salamanca y lo introducían en la iglesia de San Martos. Esta tradición la prohibió Fernando VI en 1753 y el documento de este veto se encuentra en la catedral.

El documento firmado por los Reyes Católicos.
El documento firmado por los Reyes Católicos.

Otro texto, éste anterior, porque lo firmaron los Reyes Católicos, indica que le ‘echaban’ la bronca al regidor de Ciudad Rodrigo por el gasto excesivo en los carnavales.

Se pueden contemplar Pliegos de Cordel, donde se narran las aventuras de los bravos, grabados del siglo XIX y fotos de otras épocas y de las de ahora, con capeas en las que participa el pueblo.

El toro también está presente en la orfebrería, en los moldes de las obleas, ese dulce tan salmantino, y así hasta completar una exposición, donde el toro es el modelo para que los artistas revelen sus dones.

Fotografías de la muestra que se pueden ver en la sala de La Salina. Los orfebres albenses se han inspirado en el toro para realizar sus botijos.

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