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“La madera es una droga que necesito para vivir”

Joaquín López, 'Quini', artista de la madera de Ciudad Rodrigo, en su desván, que hace las veces de taller.

El carretero, Joaquín López.
El carretero, Joaquín López.

Dicen de él que es un artista, pero Joaquín López se ruboriza cada vez que alguien se refiere a él de este modo. Este mirobrigense de 56 años dedica su tiempo libre a tallar carros de madera a golpe de navaja, una pasión que realiza en su viejo desván en el que ha realizado más de 200 piezas y actualmente muchas de ellas se exponen en el museo de la Asociación El Puente de Ciudad Rodrigo.

 

Autodidacta en la talla de madera, Joaquín López confiesa que su debilidad son los carros artesanos, una pieza de la que ha realizado más de 200 obras. Grandes, pequeños, de ponis o sevillanos, sus réplicas varían entre los diez centímetros, que puede medir uno de sus carros en miniatura, hasta los dos metros de largo, en el caso de los carros de poni.

Pero la obra de la que habla más orgulloso es la réplica de la plaza de toros de San Felices de los Gallegos. Una reproducción en miniatura con 47 carros, en este caso ‘mini carros’ de diez centímetros, tal y como cada año se monta el coso taurino durante las fiestas de la localidad.

SAM_7875La maqueta, que mide cuatro metros de largo, contiene también el edificio del Ayuntamiento y la Iglesia del municipio, y está expuesta de forma permanente en el Consistoriodes desde hace tres años. Este trabajo requiere de paciencia y mucha perseverancia, ya que asegura que “he tardado año y medio en hacerla, pero claro, a ratitos y sábados y domingos. Si me empleara a fondo tardaría unos siete meses. Para mí, los fines de semana son como días de trabajo” y bromea cuando dice que “como no tengo mujer, ni novia, pues me dedico a los carros”.

Para ‘Quini’, así le gusta que le llamen, la madera es “como una droga” que necesita para vivir y añade “todos los días tengo que ‘tocar madera’, si no lo hago, estoy nervioso. Yo trabajo en el desván de una vivienda que tengo deshabitada. A veces estoy en casa, siento que me falta algo, y tengo que ir al desván a trabajar”.

Nos confiesa que le encanta su olor, sobre todo el de la madera de pino. “Es como cuando hueles una rosa, una flor”, dice. El día que sus manos no ‘tocan madera’se siente vacío y afirma melancólico que le ayuda a estar en paz consigo mismo. Como todo artista, a veces no encuentra su inspiración y “hay que esperar a que llegue el momento”.

20170907_195134El Ayuntamiento mirobrigense, con unas dimensiones de 1,50 metros de largo por 1,50 metros del alto, la plaza de toros o las conocidas Tres Columnas, son otras de las obras, que se suman a sus famosos y peculiares carros.

De los de poni, ha tallado dieciséis, de los que actualmente conserva cinco en su casa, el resto los ha regalado. Algunos van labrados con cabezas de toro o caballo en las varas y uno,el que más le ha costado fabricar, incluye además el Puente Romano, la Catedral, el Ayuntamiento y el Castillo de Ciudad Rodrigo.

La piedra, a golpe de maceta y cincel, tampoco se le resiste y ha realizado una réplica en miniatura del Puente Romano de Miróbriga, una obra que pesa cerca de 350 kilos y que no ha sido fácil de realizar, ya que como asegura “tardé año y medio, la piedra de cantería de Ciudad Rodrigo es durísima para tallarla. Nunca la había trabajado y hasta que le cogí el truco”.

La Casa de las Conchas, en madera, o el Puente Romano de Salamanca, en piedra, son las dos asignaturas pendientes que tiene previsto aprobar cuando se jubile.

20170907_195440Su primera obra fue la Catedral de Ciudad Rodrigo, en escayola y cortada con un cuchillo, cuando tenía veinte años. Después, su afición derivó en la madera, que moldea únicamente con una navaja, y curiosamente comenta que las únicas herramientas que tiene en su viejo desván son una radial pequeña, un taladro y una caladora. El resto de utensilios, los fabrica él mismo.

De su obsesión por los carros, comenta que “cuando tenía 18 años, me regalaron un carro grande y lo puse en el jardín. En el 2000, vino la crecida del río y se lo llevó y me dije … voy a hacer mi propio carro”. Con el paso de los años, Joaquín López ha ido perfeccionando su técnica y comenta entre risas “el primero que hice daba vergüenza verlo”.

Quizá por esta razón, corrió mejor suerte que el carro más conocido en España. Esperamos que Joaquín López siga atrayendo la suerte y como dice Manolo Tena “si no es por superstición, puede ser por precaución, pero de todas maneras: tocar madera”.

Por: Almudena Peña

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