[dropcap]I[/dropcap]r andando con la vida encendida, quiero decir no apagada, hace sencillo percatarse de cómo de bipolares nos mostramos. Dejemos voluntariamente al margen al verbo ser, que aquí no pinta nada. Somos caleidoscópicos.
No deja de asombrarme que haya que decidir entre percebes y sandía porque al fin y al cabo, la respuesta con más lógica que se me ocurre es sí. ¿Pero percebes o sandía? Ya te he dicho que sí. Bipolaridad planteada pero la regla es posicionarse en un lado… Para siempre además.
Me inquieta. La polaridad más que la bipolaridad, porque al menos, la última presenta un montón de espacio intermedio y, no nos engañemos, es donde se dan las mejores condiciones de habitabilidad. Fíjate cómo está planteado nuestro hogar, ¿dónde preferirías clavar tu pica, en el Polo Norte, en la Antártida o en algún lugar de Flandes?
En lo relativo a comportamiento y conducta, el marco viene a ser el mismo. En un extremo el Polo N, en el otro el Polo S. Y entre uno y otro, todo lo demás. Los turgentes trópicos (anímate y elimina la R), el temperamental ecuador y las más serenas zonas templadas, curioso que quizá sea en estas últimas donde más diversidad existe. Será que los cambios estacionales son más acostumbrados (cambios, cambios, cambios), será que las condiciones climáticas garantizan cíclicas luchas contra hielo y fuego… Será.
La cuestión es que todo el tablero de juego cabe dentro de los extremos que marcan un Polo Sí y un Polo No. Cómo me gustan las obviedades que esconden un buen montón de vueltas y revueltas en su camino… Mira, todos y cada uno de los comentarios que emites o recibes no son otra cosa que rutas que (te) llevan a ese sí o a ese no. Todos y cada uno.
Si los caminos fueran inquebrantablemente rectos, como esas grandes vías que “arterian” Estados Unidos, para entender, comprender, interpretar y sobre todo llegar, bastaría disponer de vehículo y tiempo. Por criterio del guionista, en cambio, se nos presentan o presentamos rutas mucho más enrevesadas, más parecidas a las carreteras secundarias de montaña. Son tantas las curvas y rotondas que ofrecemos, nos ofrecemos, se ofrecen y nos ofrecen, que lo fácil es empanarse entre giro y giro. Ese sí, ese no, ese sino, ese desequilibrado equilibrio. Caleidoscópicos, recuerda.
Piénsalo, verás todo esa vaselina con la que vestimos, ornamos y honramos cuestiones que llevadas al extremo, llevadas a los polos, se visten con dos sencillas letras en las que se concentran tres tesoros, el saber, el poder y el querer. Si. No.
Desde una perspectiva abusivamente egoísta, entiendo deseable partir desde el geográficamente neutral ecuador. Es solo así como futuras curvas y rotondas servirán para llegar a alguna orilla. Plantear el origen del trayecto en cualquier polo, sea el N de No o el S de Si, garantiza volver a la casilla de salida en cuanto aparezca el primer bache.
Tanto frío en los extremos…
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