Conversar con Héctor Ñaupari es saborear Perú, la literatura latinoamericana y disfrutar pausadamente de su pulcro verbo y su docta sabiduría.
Es un privilegio compartir con él una charla tranquila, de la cual damos cuenta en esta entrevista, donde repasa los dos libros que ha presentado esta semana en la librería Santos Ochoa, Liberalismo es libertad y Borges, Paz, Vargas Llosa: literatura y Libertad en Latinoamérica. Excusa idónea para dialogar sobre política y literatura.
Héctor, un año más en Salamanca. ¿Qué aprende cuando viene aquí?
Que aún estoy vivo. Muchas veces uno lo olvida cuando se encuentra prisionero de lo cotidiano. Aprendo a ser joven entre sus calles centenarias y sus piedras mágicas. Aprendo a seguir siendo, según el mandato del Amauta (maestro, en quechua) Mayor de las letras peruanas, el escritor y poeta peruano José María Arguedas.
¿Qué sensaciones recibe al participar en el encuentro de poetas latinoamericanos de la Usal?
Las de ser uno de aquellos marineros apátridas que acompañaban al Capitán Nemo en la maravillosa novela de Julio Verne. Vates de aquende y allende, reunidos por este soñador fabuloso de hechiceros versos que es Alfredo Pérez – Alencart, a quien siempre agradeceré haberme inventado como poeta aquí. Percibo hermandad, camaradería, complicidad, las palabras de los aedos como una lluvia subrayada y continua que nos empapa, como ese fuego que nos reúne y que no podemos dejar de mirar sin un asombro antiguo. En este último encuentro invocaré a Salammbo, la princesa cartaginesa heroína de la novela de Gustave Flaubert, la última de mis malévolas, de mi libro Malévola tu ausencia.
Este año se cumple el VIII Centenario de la Universidad. ¿Qué visión se tiene en América Latina de la institución académica más antigua de Europa?
La Universidad de Salamanca es la génesis de todas las Universidades latinoamericanas. Es la hechura de mi Universidad, San Marcos, Decana de América, y las de muchas más. Es el origen del pensamiento económico moderno, con Francisco de Vitoria, Juan de Mariana, Tomás de Mercado. Es Unamuno, soy yo, eres tú también. Diremos mañana, con ella.
Poeta, abogado, profesor… ¿Dónde lo encontramos cuando se toma una copa de vino?
En los bares de Lima, como el Queirolo, o de Barranco, en especial en La Posada del Ángel (ahora también llamada Posada del Pisco) lugar acogedor donde se escucha siempre a Sabina, y donde he dado varios recitales de poesía, dando cuenta de un tinto fuerte y añejo, como debe ser.
Viene con dos libros debajo del brazo para presentarlos en la librería Santos Ochoa. Uno de ellos, ‘El liberalismo es libertad’. ¿En qué sentido nos da la libertad?
En su sentido más directo. El liberalismo es la libertad, es la tradición intelectual que se origina de pensarla y ejercerla, y a su vez la que constituye su hechura, su plan director, un orden espontáneo donde pensadores y escuelas se suceden para encender el mundo y dotarlo de sentido. El estado natural de las cosas en el planeta, que denominamos capitalismo, se debe a esas ideas; los derechos humanos, en su tríada esencial que es la vida, la libertad y la propiedad, tiene en el liberalismo su moderna expresión, lo mismo que todas nuestras instituciones. Ése es el sentido de la libertad.
¿Manoseamos mucho la palabra libertad?
No tanto como debiéramos. Los que amamos de verdad la libertad debemos meter la mano debajo de su falda. Tendremos más de ella cuanto más la hagamos nuestra.
¿Hay mucha diferencia entre el concepto de libertad que disfrutamos en Europa al que tienen en Perú, su país de origen?
Como los climas y las comidas, se trata de libertades con aires y sabores distintos. Lo que debemos hacer es mezclarlos. La mistura es siempre una sorpresa, la mayor parte de veces buena.
Y el otro libro, ‘Borges, Paz y Vargas Llosa: Literatura y libertad en Latino América’. ¿Qué se hubiera perdido el mundo sin estas tres grandes plumas?
Creo que no habría mundo, ni fantasía, ni prosa ni poesía, sin ellos. ¿Cómo entender nuestra realidad sin las Ficciones, de Borges, sin El laberinto de la soledad, de Paz, sin La guerra del fin del mundo, de Vargas Llosa? Imposible.
¿Qué nos puede contar de Borges?
Borges, el divino, eterno Tiresias, sin ver escribió toda la literatura en español. Guiado él mismo, nos guió a todos por ese abismo interminable que es su escritura.
¿Qué ha aportado Paz a la literatura?
Versos rotundos, de encendimiento y poderío, que alelan y conmueven nuestras más íntimas fibras. Surrealista auroral, es el poeta quintaesencial: inclasificable, siempre buscando experimentar con la palabra en libertad, siendo él mismo un libertario.
¿Cómo nos ha ayudado Vargas Llosa a comprender el amor?
Me apetece que Vargas Llosa nos ha ayudado a comprender el amor más con su vida que con su literatura. Otros dirían que es su vida novelada, de pies dorados a niñas malas, de visitadoras a Lucrecias, amores de fábula que ahora encarnan, todas y ninguna, en Isabel Preysler. Ha sido capaz de hacer salir el sol del enamoramiento en el invierno de su vida. Pocos escritores, contados con los dedos de una mano, tienen ese talento, de fabular la vida y vivir la fábula, como Mario Vargas Llosa.