[dropcap]T[/dropcap]odos tenemos inculcados unos valores, entendidos como ideas o creencias profundamente apreciadas sobre la conducta deseable que trascienden las situaciones específicas y que guían la elección y la valoración de los comportamientos y, por tanto, condicionan nuestros pensamientos y acciones de acuerdo a una escala, también, proveniente de nuestra educación. Estos configuran nuestra identidad y nos permiten tomar decisiones acordes en cualquier momento y, con mayor consciencia, en situaciones comprometidas.
Si trasladamos estas ideas a una organización de cualquier tipo, tendremos fundamentado uno de los pilares que rigen la responsabilidad social empresarial o corporativa. Este pilar que normalmente es llamado “valores”, junto con la visión y la misión, conforman el ser y el parecer de aquella.
Una empresa leal a estas declaraciones obtendrá el éxito y la continuidad a medio y largo plazo.
Por otra parte, los valores definen la forma de actuar evitando acciones que comprometan la reputación, actuaciones irresponsables, corruptas y libertinas que darán al traste con todos los esfuerzos realizados para alcanzar los objetivos.
Además, aquellos permiten un control más exhaustivo y certero del comportamiento de las personas que componen la organización, pues ayudan a discernir entre conductas obligatorias, óptimas, deseables y prohibidas. Asimismo, las actitudes guiadas por esos valores y apoyadas por un compromiso firme de la dirección y de todas las partes interesadas, sobre todo, de aquellas que componen e intervienen en el funcionamiento de la empresa (proveedores, trabajadores y clientes), orientarán los esfuerzos a la excelencia.
El manejo de los valores encauza la forma de trabajar,cumpliendo las expectativas, hacia niveles éticos que deben estar por encima de cualquier otro pensamiento o deseo.
“Los valores auténticos son aquellos por los que se puede vivir una vida, que pueden formar un pueblo que produce grandes hechos y pensamientos”. (Allan Bloom)
Do we work ethically and responsibly?
[dropcap]W[/dropcap]e all have inculcated values, understood as deeply appreciated ideas or beliefs about the desirable behavior that transcend specific situations and that guide the choice and valuation of behaviors and, therefore, condition our thoughts and actions according to a scale, also, coming from our education. These shape our identity and allow us to make informed decisions at any time and, with greater awareness, in compromised situations.
Whether we transfer these ideas to an organization of any kind, we will have based one of the pillars that govern corporate social responsibility. This column that is usually called «beliefs«, along with vision and mission, make up the being and the opinion of that one.
A company loyal to these statements will achieve success and continuity in the medium and long term.
On the other hand, the beliefs ??define the way of acting avoiding actions that compromise reputation, irresponsible, corrupt and libertine actions that will put an end to all the efforts made to reach the objectives.
In addition, these allow a more exhaustive and accurate control of the behavior of the people who make up the organization, as they help to discern between compulsory, optimal, desirable and prohibited behaviors. Likewise, attitudes guided by these beliefs ??and supported by a strong commitment of management and all stakeholders, especially those that make up and intervene in the operation of the company (suppliers, workers and clients), will guide the efforts to excellence.
The management of beliefs ??guides the way of working, fulfilling expectations, towards ethical standards that must be above any other thought or desire.
“Authentic beliefs ??are those by which you can live a life, which can form a people that produces great deeds and thoughts”. (Allan Bloom)
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