Estimados casis:
Quisiera por la presente arrojar luz sobre un par de cuestiones muy relacionadas entre sí que si bien conocéis de sobra, no andan bien interiorizadas. Comienzo por mi trabajo. Ya tenéis en fino papel mi currículum. Un par de detalles han debido transcribirse sin la nitidez adecuada.
Aclaro brevemente: Lo primero que hice fue la semana. De no marcarme plazos aún seguiría enredada con retoques y seguiríais esperando por las llaves. Y bien así, lo encontrasteis para entrar a vivir ¿o no?
El día uno estuve con la luz y la oscuridad, las separé porque eran como el día y la noche. El segundo me entregué firmemente al firmamento ¡Oh, cielos! Día 3, agua por un lado y tierra por otro. Claro, no imagináis la cantidad de semillas que tuve que plantar para que pudierais decir más adelante que de la mar el mero y de la tierra el limonero.
El jueves tocaba iluminación, coloqué todas y cada una de las lámparas que veis cuando alzáis el mirar. En un solo día, ¿cómo se te queda el cuerpo? Madrugué tras la noche del cuarto y monté la piscifactoría y la pajarería. Para ti, te quejarás, los mares llenos de peces y otras criaturas y aves. Muchas aves. El sexto, sábado, también trabajé y mira, me gusta tanto como a ti… Hice el zoo, sin rejas por supuesto, repleto de bestias de todas las formas, los tamaños y colores, por todos los sitios. Ya se irían agrupando entre semejanzas y necesidades.
Con vosotros me puse después de comer. Debí prestaros más tiempo, lo reconozco. Cansancio acumulado de toda la semana, cierto, habría estado bien remataros al día siguiente, sí, pero entre la misa y el vermú del domingo… No sé. Por simplificar os hice a mi imagen y semejanza, qué mejor, pero lo que os susurré al oído justo tras el azote… Sed fecundos, multiplicaos, llenad la tierra, sometedla, mandad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y cualquier animal que serpea sobre la tierra… Sí, me vine arriba, pero ahora miro hacia abajo y ya no sé si no me expliqué muy bien, fui ambigua o a vosotros se os ha ido de las manos, no os ofendáis.
De aquí la segunda disquisición. Leísteis lo de a mi imagen y semejanza, ¿verdad? Lo tenéis en cursiva en el párrafo anterior, por si necesitáis comprobarlo. Ay mis chiquininos…
¿Qué no habéis entendido? ¿Qué os hace llegar a pensar que tengo una máquina de milagros? ¿Vas y pides y ya? ¿Acaso tenéis vosotros una? Aprovecho para recordar que lo del tercer día lo hice sin tractor, ¿qué pasa? ¿No hay nadie por ahí a quien reclamarle lo que a mí me pedís? Si sois casi dioses, por el amor de Mí…
Reflexionad, que os veo muy perdidos.
Magnánimos saludos.
PD: Buda, Visnú y Afrodita están totalmente de acuerdo. Thor se pregunta si es de los Antiguos o de los Nuevos y Alá anda preocupadísimo.
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