Las calles de Salamanca se poblaron de paraguas, de pequeños ataviados con chubasqueros y de padres comprometidos con sus hijos para ver pasar la cabalgata real y a sus majestades de oriente
Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a Salamanca bajo una intensa lluvia. Agua que no impidió que cientos de salmantinos los recibieran entre aplausos y gritos, eso sí, refugiados bajo los paraguas o dentro de los chubasqueros.
La cabalgata real recorrió, unas veces muy deprisa, otras más despacio, dependiendo de la intensidad de la lluvia, las calles más céntricas de la ciudad.
Al llegar a la Plaza, las carrozas reales no se detuvieron a saludar desde el balcón del Ayuntamiento debido, precisamente a la previsión de lluvia, pero casualidades de la meteorología, justo cuando pasaban sus majestades por la Plaza, no caía ni una gota.
Dejaron atrás el ágora salmantina y se adentraron en la última parte del recorrido real, dejando tras de sí, caritas de niños ilusionados con la magia de los Reyes y cientos de caramelos que, en muchas ocasiones, quedaban lejos del alcance de los pequeños, por lo que fueron ‘pasto’ de los barrenderos que cerraban la comitiva real.
FOTOS. Cabalgata real