[dropcap]E[/dropcap]l Presidente Rajoy es un hombre práctico. No afronta los problemas con una dosis de reflexión demasiado grande, no suele desmontar la complejidad del caso en elementos aislados que puedan ser susceptibles de valoración individualizada. Si abdica un rey, pues se pone otro. Si entonces se descubre que, como consecuencia, el anterior pierde la protección legal, pues se le afora. Si el presidente de las Cortes dice que eso es una chapuza, pues se le dice que se retracte.
Es plausible pensar que el mismo modelo de análisis se ha aplicado al problema causado por los resultados de las elecciones europeas. Los sociólogos han hecho proyecciones y han extraído la conclusión de que, aplicando esos resultados a las elecciones municipales, un partido quedaría en primer lugar y los demás, en cambio, obtendrían juntos la mayoría, a pesar de obtener resultados no tan contundentes, sino más fragmentarios. Sumando sus votos, podrían arrebatar las alcaldías al actual titular.
[pull_quote_left]Se nos va a ver mucho el plumero, jefe. Se va a notar, jefe. Hay que vestir esto adecuadamente. Ya está: lo llamaremos “medidas de regeneración democrática”.[/pull_quote_left]¿Qué hacer? Pues se aplica el modelo de análisis sencillo: cambiamos la Ley, para que ni sacando el 70% puedan quitarle el puesto al que sacó el 30%… que coincide que va a ser mi partido (o eso creo). No importa que después los alcaldes no tengan en el pleno municipal los votos necesarios para aprobar ni la tasa de basuras. Ya volveremos a cambiar la Ley, para que los alcaldes gobiernen por decreto y no necesiten a los concejales. Hay que ser prácticos.
Pero, ay, los sociólogos no están satisfechos. Se nos va a ver mucho el plumero, jefe. Se va a notar, jefe. Hay que vestir esto adecuadamente. Ya está: lo llamaremos “medidas de regeneración democrática”.
¿De verdad se han creído que somos así de tontos?
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