[dropcap]E[/dropcap]n los cuatro primeros años de mi alcaldía se celebraron en el salón rojo del Ayuntamiento más de sesenta recepciones oficiales y treinta personalidades fueron distinguidas con el título de Huésped Distinguido de Salamanca. Entre ellas premios Nobel, embajadores, políticos, profesores, científicos y militares. Por citar algunos de nuestros visitantes ilustres recuerdo que Amintore Fanfani vino a Salamanca en la primavera de 1983, siendo acogido por los correligionarios de la democracia cristiana con gran afecto y admiración.
El primer grupo de alcaldes de ciudades monumentales estaba integrado por los ediles de Cáceres, Granada, Santiago de Compostela, Toledo y Salamanca, todas ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La primera reunión la tuvimos a comienzos de 1983 en Toledo, y fue nuestro anfitrión Joaquín Sánchez Garrido, alcalde de la Ciudad Imperial y prestigioso abogado manchego. La segunda se celebró en Granada el 8 de abril de 1983. Juntos reivindicábamos una atención especial a los organismos nacionales e internacionales; todavía no funcionaban las comunidades autónomas. Solicitamos ayuda para nuestro patrimonio en peligro. Salamanca era la más adelantada en recibir subvenciones gracias a la puesta en marcha de la Operación Piloto; su experiencia sirvió de modelo para las demás.
Nos constituimos en grupo de trabajo dentro de la FEMP y solicitamos al Ministerio de Transportes un sello especial para recaudar fondos destinados a la recuperación de nuestras ciudades. Pedimos al Ministerio de Economía compensación por las exenciones fiscales a las órdenes religiosas, que en nuestras ciudades eran muchas y ocupaban grandes extensiones de terreno en los cascos antiguos. A los ministerios de Obras Públicas y Urbanismo, y Cultura, los más relacionados con nosotros, solicitamos inversiones propias o en colaboración con nuestros Ayuntamientos. Al Ministerio de Exteriores le instamos a que hiciera gestiones para la inclusión de nuestras ciudades en el listado de Patrimonio de la Humanidad. Por último, solicitamos ayuda al Consejo de Europa.
Pedimos una entrevista con Felipe González para contarle nuestros planes pero, por desgracia, no nos la concedió. Tampoco tuvimos suerte cuando llamamos a la puerta de otras Administraciones del Estado. Más tarde, cuando ya formamos el club de ciudades Patrimonio de la Humanidad, fuimos recibidos por el rey Juan Carlos, que se puso a nuestra entera disposición. Desde aquel día comenzamos a observar que el grupo ganaba peso en la política española.
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