Las bolsas mundiales han iniciado la semana sacudidas por la fuerte caída experimentada este lunes por Wall Street, la mayor en un día desde hace siete años y la mayor de su historia en puntos.
Un ritmo de creación de empleo superior al previsto en EEUU hace temer un proceso inflacionista, por lo que la reserva Federal (el banco central estadounidense) podría acelerar la subida de tipos de interés, lo que podría frenar el crecimiento económico y mejorar la rentabilidad de la deuda pública y restando atractivo a un mercado de acciones que el año pasado batió sus récords históricos de forma consecutiva.
Esto ha desatado una oleada de ventas para realizar beneficios, lo que se llama un ajuste, pero que ha sido demasiado severo, por lo que puede cuajar el sentimiento de que ha llegado la hora de la retirada y encadenar una racha bajista, que a estos niveles puede ser dramática.
El índice Dow Jones cerró el lunes dejándose un 4,6%, el Nasdaq perdió los 7.000 puntos y el S&P 500 se dejó más de un 4%.
Los mercados asiáticos reaccionaron este martes de madrugada con fuertes caídas generalizadas y los mercados europeos no han sido menos.