En las grandes compañías la brecha entre altos directivos se ha reducido 27 puntos en la última década, pero sólo el 35,9% de los altos cargos los ocupan mujeres
La pequeña empresa de Castilla y León ha logrado romper el llamado techo de cristal de las mujeres a la hora de acceder a puestos directivos y, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) relativos al pasado año, el 46,4 por ciento de los 11.200 directores de pequeñas empresas o sucursales de Castilla y León es mujer. La desigualdad se ha reducido en la última década casi 16 puntos, dado que en 2007 sólo tres de cada diez pequeñas empresas de la Comunidad estaba en manos femeninas.
ICAL. La brecha es mayor en el caso de las medianas y grandes empresas, donde las mujeres sólo ocupan el 35,9 por ciento de los puestos directivos. No obstante, en este caso es donde más terreno ganó la igualdad desde 2007, ya que entonces en la Comunidad las mujeres sólo representaban el 8,3 por ciento del total de los altos ejecutivos.
En el caso de los mandos intermedios el avance ha sido más lento y la brecha se redujo en 8,5 puntos para dejar el porcentaje de mujeres en el 42,8 por ciento, mientras que en el caso de encargados, jefes de taller o de oficina, capataz o similares, se produjo un retroceso y las diferencias entre hombre y mujeres se incrementó un 2,7 por ciento.
El camino hacia la igualdad recorrido por Castilla y León en la última década ha sido mucho mayor que el de España en su conjunto. Así, en el caso de directores de medianas y grandes empresas el porcentaje de mujeres es del 23 por ciento -casi trece puntos por debajo de Castilla y León-, mientras que en las pequeñas la media nacional de presencia de mujeres es del 33,1 por ciento -también trece puntos inferior a la Comunidad-.
Para la presidenta de Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE), Ángela de Miguel, esta positiva evolución, «además de una buena noticia, viene a demostrar que lo bueno acaba llegando y que hay que seguir trabajando en la misma línea y visualizando el éxito de la mujeres». No obstante, De Miguel apunta que, a pesar de los avances, todavía es necesario un cambio cultural de calado ya que para que la igualdad deje de ser un reto el primer paso debe ser «alcanzar la igualdad dentro de casa. Sin este salto la igualdad no se puede trasladar a otros ámbitos».
En este sentido, la presidenta de la CVE resalta que en el caso de mujeres sin hijos la brecha salarial no existe, por lo que argumenta que junto a medidas efectivas de conciliación, también es necesario que los hombres asuman corresponsabilidad en las tareas del hogar.
Sindicatos
Para la secretaria de Igualdad y Juventud de UGT en Castilla y León, Ana Martín, la igualdad en el mercado laboral y en el mundo empresarial se va abriendo paso muy poco a poco y todavía se está lejos de acabar con la brecha salarial y el techo de cristal. Martín señala que el principal hándicap que hay que superar son los roles que la propia sociedad otorga a la mujer y que la condenan, en la mayoría de los casos, a tener que hacerse cargo del cuidado de los hijos o de las personas mayores dependientes.
A su vez, denuncia la falta de medidas por parte de las administraciones públicas para que la conciliación familiar y profesional sea efectiva. «El problema y la injusticia es que, en la mayoría de los casos, las mujeres nos vemos obligadas a elegir entre la maternidad o el pleno desarrollo de nuestra carrera profesional», aseveró.
En la misma línea se pronunció la secretaria de Mujer y de Políticas de Igualdad de Comisiones Obreras en Castilla, Yolanda Martín que aseguró que, a pesar de estar mejor preparadas que los hombres, las mujeres «tenemos que superar un hándicap cultural que, la mayoría de las veces, nos impide competir en igualdad con los hombres».
La representante de Comisiones Obreras recalca que además de poner en marcha medidas que incentiven que sean los hombres los que soliciten los permisos por cuidado de hijos, también hay aplicar programas educativos. «Estamos ante un problema cultural que sólo superaremos si empezamos a educar en igualdad desde las primeras etapas escolares» aseveró.
No obstante, Yolanda Martín, que también planteó la necesidad de modificar los horarios comerciales y empresariales para mejorar la conciliación y de exigir a los hombres una corresponsabilidad en la tareas del hogar, reconoció que, aunque de forma muy lenta, las desigualdades se van reduciendo.