Estados Unidos, Reino Unido y Francia realizaron este sábado un ataque conjunto en Siria, destinado a neutralizar las instalaciones de armas químicas en poder del líder sirio, Bachar al Asad, que las utilizó la semana pasada contra los disidentes del régimen dictatorial ocasionando decenas de muertos, entre ellos muchos niños.
Este bombardeo se centró en la capital, Damasco, y en Homs, donde se produjo una lluvia de misiles, setenta de los cuales fueron interceptados por las defensas aéreas sirias.
Donald Trump compareció a las tres de la madrugada en España para explicar el ataque aliado mientras se estaba desarrollando.
Fueron tres ataques aéreos y desde los buques desplazados al Mediterráneo que consiguieron su objetivo, pese a la defensa siria, “minimizando el riesgo para los civiles”, dijo el Pentágono, que no prevé más ataques.
El ataque lanzado este sábado contra Siria por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia ha supuesto, además, un desafío de las potencias occidentales a Rusia. «No se quedará sin consecuencias», advirtió el embajador de Rusia en Washington, Anatoli Antónov. «Los peores presagios se han cumplido. No han escuchado nuestras advertencias. Nos vuelven a amenazar. Habíamos advertido de que estas acciones no se quedarán sin consecuencias. Toda la responsabilidad recae en Washington, Londres y París», dijo Antónov.