James Comey, exdirector del FBI, fue cesado el pasado mayo el presidente de EEUU, Donald Trump, por su investigación sobre la posible interferencia rusa en las elecciones de EEUU en 2016. Comey acaba de publicar sus memorias bajo el título ‘A Higher Loyalty’ (‘Una lealtad más alta’), donde narra cierto capítulo de la vida de Trump en el que pudo mantener relaciones sexuales con lluvia de orina incluida.
El exdirector del FBI parece haber lanzado una guerra total de relaciones públicas contra el presidente estadounidense. En su primera entrevista tras su cese con la cadena ABC y como promoción de sus memorias, Comey ha usado la misma estrategia que Trump de realizar ataques personales. “No sé si el actual presidente de Estados Unidos estuvo con prostitutas meándose unos a otros en Moscú en 2013. Es posible, pero no lo sé”, ha declarado.
Al menos, eso fue lo que plasmó en su informe el exespía británico Christopher Steele. Comey ha insistido en que no sabe si esta acusación es cierta, pero sí ha sugerido que Trump podría estar siendo chantajeado por Rusia. El Gobierno Ruso podría haber dado dicha información a Steele para amenazar al presidente Trump con una grabación de su presunta sesión de lluvia amarilla en 2013 en Moscú acontecida durante el concurso de Miss Universo, del que entonces era dueño.
Trump pidió a James Comey que abandonara la investigación del entonces consejero de Seguridad Nacional, Mike Flynn, y Comey asegura que el presidente “estaba cometiendo algún tipo de obstrucción a la Justicia”, una acusación que en su día le valió el puesto al expresidente Richard Nixon en 1974.
Ante esto, señaló que “el pueblo estadounidense debe alzarse en la plaza pública y en las urnas y decir: ‘no coincidimos en muchísimas cosas, pero tenemos algo que importa mucho en este país, y nuestro líder debe representar nuestros valores’”.
Para Comey, Donald Trump “no es un presidente que refleje los valores de este país”.