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El parricida de Chamberí dice que su padre le «machacaba»

Piden 15 años de cárcel para el joven que dice estar muy arrepentido
La Policía conduce al acusado al furgón tras el juicio.

La Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido este martes el procedimiento judicial con jurado popular contra J.R.D.Z. por causar la muerte de su padre tras asestarle dos puñaladas en el cuello. Los hechos tuvieron lugar el pasado 27 de julio de 2016 en torno a las 5.00 horas de la madrugada en su domicilio de la calle Taboada García de Salamanca, en el barrio de Chamberí.

 

J.R.D.Z., un joven de origen venezolano y que por aquel entonces tenía 18 años recién cumplidos, se acostó esa noche con la idea de matar a su padre, según relataron fuentes policiales. Sobre las 5.00 horas de la madrugada, se levantó a la cocina a beber un vaso de agua, momento que aprovechó para coger un cuchillo con mango de madera y filo liso y dirigirse hacia el salón, donde su padre dormía en el sofá aquella noche debido al calor.

El joven le clavó dos veces el cuchillo a su padre en el cuello hasta que este se despertó. En aquel momento, su hermana, que dormía en su cuarto, se despertó por oír un ruido. Pensó que sería el perro y fue a ver.

Cuando llegó al salón, la escasa luz que entraba por las ventanas le permitió ver figuras en movimiento, pero siguió pensando que se trataba del animal. Cuando encendió la luz se encontró una escena que este martes relató llorando ante el tribunal: su hermano estaba sobre su padre, en el sofá, degollándole mientras él intentaba defenderse. “Me está matando, me está matando”, exclamaba la víctima.

En aquel momento, el acusado entró en shock, tiró el arma y se quedó aturdido. “Estaba como ido”, como destacó posteriormente su madrastra. Entonces ella le apartó de un empujón e intentó tapar la hemorragia de su padre con sábanas. Llamó a gritos a su madrastra, que dormía en el dormitorio de la pareja, pidiendo una ambulancia.

Llamaron al 1-1-2, pero tenían miedo de que la ambulancia no llegara a tiempo, por lo que decidieron bajar a su padre en coche al Hospital Virgen de la Vega. La víctima llegó en parada cardiorespiratoria y los facultativos del centro hospitalario no lograron reanimarle. Señalaron que el cuerpo presentaba dos heridas de arma blanca, la primera de ellas ligeramente oblicua y la segunda perpendicular.

Cuando llegó la Policía, J.R.D.Z. estaba dentro del coche en el que habían llegado. En el momento de su detención narró todo lo sucedido a los agentes, sin oponer resistencia ni intentar huir.

Los agentes dieron aviso a la brigada de la Policía Científica, quienes realizaron una inspección ocular del domicilio y del vehículo. Encontraron manchas de sangre en la calle, en el portal y en la vivienda, donde también hallaron el arma del crimen, cuyo filo estaba doblado (y así se ha mostrado este martes al jurado popular), y un par de guantes que llevaba puestos el presunto homicida (según él, dormía con ellos por heridas en las manos producidas por el ejercicio).

Según la declaración de los tres, la víctima, un profesor venezolano que viajaba habitualmente por trabajo, era un hombre de carácter fuerte, verbalmente violento y que infundía miedo a su hijo. Según ellos, los acontecimientos fueron fruto de una fuerte discusión originada a causa de problemas escolares. El acusado había mentido a su familia diciendo que se estaba preparando la selectividad cuando, en realidad, iba a repetir primero de bachillerato.

Tras descubrirlo, el padre se puso hecho una furia y le pegó varias bofetadas, además de castigarle sin poder salir de casa, sin teléfono móvil y sin conexión a internet.

El único momento en que podía salir de casa era para dar un paseo con su perro durante una hora, siempre acompañado. Sin embargo, su madrastra cree que los problemas familiares venían de antes y que había falta de comunicación.

El padre y sus dos hijos acudían a terapia psicológica para intentar resolver sus problemas y paliar una convivencia que todos han calificado como “mala”.

El acusado no solo no ha negado el crimen en ningún momento sino que ha colaborado constantemente con la justicia. Asegura que su comportamiento fue un “arrebato” fruto de un ataque de ansiedad por su situación. Su padre le “machacaba psicológicamente”. Ha manifestado estar muy arrepentido de lo sucedido y ha asegurado que, si pudiera volver atrás en el tiempo, se pondría él en lugar de su padre.

Por otro lado, su hermana le ha descrito con una persona carente de empatía, “apático”, “frío”, que “pasaba de todo” y que hacía las cosas por obligación.

El Ministerio Fiscal pide 15 años de pena de cárcel para el acusado, además del pago de dos indemnizaciones, de 120.000 y 150.000 euros, para su hermana y la viuda de su padre. La fiscal considera que se trata de un asesinato y no de un homicidio, ya que cree que hubo alevosía (indefensión de la víctima).

El letrado de la defensa pide la absolución o, como mucho, dos años de cárcel, ya que considera que el acusado no estaba en plenas facultades mentales.

Texto y foto: P.C.M.

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