[dropcap]P[/dropcap]ues sí, podemos encontrar consecuencias beneficiosas cuando las listas de espera aumentan, la accesibilidad disminuye y la sanidad pública inicia una marcha de deterioro. Fijémonos en los siguientes datos de Instituto Nacional de Estadística (INE): entre los años 2011 y 2015 el número de españoles afiliados a seguros
médicos privados subió medio millón, de 8,7 millones a 9,2 (más del 5,9%). Es decir, que nada menos que el 19% de la población, en un país que presumía de una sanidad pública universal y de calidad, tiene contratado un seguro médico privado.
Las comunidades con el menor presupuesto sanitario público per cápita, como Cataluña y Madrid, son las que mayor número de afiliados de seguros privados tienen. Al mismo tiempo las compañías privadas han subido sus tarifas y han aumentado sus recaudaciones un 21 %., así que ya hemos encontrado beneficiarios del deterioro de nuestra sanidad pública.
Las compañías médicas privadas (nuestros beneficiarios de esta situación) aluden al deterioro de la sanidad pública en sus eslóganes publicitarios: «asistencia médica sin esperas», «atención a las 24 horas»,… y se publicitan como un aliado para favorecer el ahorro en el sistema público (¡¡) pidiendo la derivación (y el pago por ello) de pacientes.
Ante esta situación se me plantea una duda: ¿este aumento del consumo de los seguros médicos privados es debido al deterioro de la calidad de nuestra sanidad pública o estamos deteriorando la sanidad pública para beneficiar a las sociedades médicas y que estas aumenten su recaudación?
Esperanza González Marín
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública